Recientemente, se publicó la segunda edición del estudio Climascopio 2013, un proyecto internacional coordinado por el Fondo Multilateral de Inversiones del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) y Bloomberg New Energy Finance. El informe documenta los esfuerzos que los miembros prestatarios del BID, en Latinoamérica y el Caribe, están ejecutando para la generación de oportunidades de inversión en energías limpias y el fomento de iniciativas con bajas emisiones de carbono.
A cada país se le asigna una calificación como resultado de la integración de cuatro parámetros: a) Un marco propicio (40%) que valora la condición actual de políticas, estructura del mercado energético y nivel de capacidad instalada de energía limpia en la red, así como el tamaño del mercado. b) La inversión en energía limpia y créditos a proyectos relativos al cambio climático (30%), este considera el aporte de fondos que apoyan las energías limpias, la disponibilidad y el costo del capital local, incluyendo las microfinanzas.
c) Negocios de bajas emisiones de carbono y cadenas de valor de energía (10%) según lo cual se analiza la fabricación y cadenas de suministro locales para productos, servicios y financiamiento de energía limpia; y d) Actividades de Gestión de Gases de Efecto Invernadero (20%) que identifica las condiciones que estimulan los proyectos, políticas y acciones corporativas de mitigación y compensación de emisiones de carbono.
Hallazgos regionales. Encabeza esta lista Brasil, por segundo año consecutivo, que obtuvo la mejor posición gracias a sus líneas de negocios en bajas emisiones y gestión de gases de efecto invernadero. Nicaragua, detrás de Chile, ocupó el tercer lugar en la clasificación general por el buen resultado en los parámetros de marco favorable y de inversión en energías limpias y financiamiento climático.
En términos generales, se dieron buenos resultados regionales. La capacidad instalada de energía renovable de los 26 países aumentó de 11,3 GW (en el 2006) a 26,6GW (en el 2012). La inversión en energía limpia superó las tendencias globales y, en el 2012, solo descendió un 3,8% (equivalente a $16.800 millones), frente a un descenso del 11% en la financiación global.
En cuanto al marco de políticas para energías amigables con el ambiente, se están expandiendo: se elevó a 110 la cifra de políticas evaluadas; además, 19 de los 26 países han sumado medidas que promocionan las fuentes renovables, los biocombustibles y reducción de CO2. 4. Por su parte, los microcréditos verdes aumentan en relevancia: regionalmente, operan 63 organizaciones que han desembolsado cerca de $400 millones, Chile lidera con $120 millones.
Otro punto clave es que, desde el año pasado se han identificado 927 proyectos de compensación de emisiones, 790 bajo el “Mecanismo de Desarrollo Limpio” y más del 50% dedicados a iniciativas de generación de energía.
Posición de Costa Rica. Nuestro país descendió tres posiciones en relación con el primer informe y, ahora, ocupa el undécimo lugar. La caída se debe a la baja ponderación obtenida en el parámetro II (inversión y créditos) ya que, según Climascopio, en el 2012 solo se invirtieron $10 millones para financiar una planta fotovoltaica solar. No obstante, el análisis país concluye que Costa Rica sigue siendo energéticamente autosuficiente y con las condiciones necesarias para convertirse en un polo latinoamericano de atracción de inversiones en energías limpias.
A Costa Rica, se le reconoce la alta capacidad instalada con fuentes renovables y la tendencia a que esta proporción aumente en los próximos años en virtud de las ofertas de contratos que lanzó el Instituto Costarricense de Electricidad (ICE), entre el 2012 y 2013. Aunque el rezago en inversiones debe mejorarse, se sigue manteniendo el liderazgo con respecto a los demás países de América Central, especialmente en negocios de cadenas de valor de energía limpia y gestión de actividades bajas en emisiones de gases de efecto invernadero.
Como se apuntó, mediante el análisis de múltiples criterios, Climascopio clasifica los 26 países en función de la capacidad de crecimiento del sector de energías y del potencial para atraer capital hacia la promoción de economías bajas en carbono. Resulta un instrumento de apoyo inteligente dirigido a reguladores, inversionistas, emprendedores, gerentes de proyectos, investigadores y usuarios que buscan conocer las oportunidades que ofrece Latinoamérica en recursos energéticos renovables.
La radiografía regional demuestra que existen potenciales naturales excepcionales para ser aprovechados con tecnologías para generaciones mediante sistemas solares fotovoltaicos, hidroeléctricos, eólicos, geotérmicos y biomásicos. El descenso de Costa Rica en el ranking regional es temporal: se espera un repunte importante en virtud de recientes inversiones en la cartera de proyectos de energía renovable y de iniciativas para reducir emisiones de carbono.