El 24 de junio, con la presencia de la señora Presidenta de la República, se inauguró en Hatillo un centro de reciclaje que será una promotora importante de la cultura de reciclaje en el país. Me gustaría detallar algunos puntos sobre el nacimiento de este centro, que, a mi juicio, no se aclaró suficiente en el artículo publicado en el periódico La Nación del viernes 25 de junio.
Qusiera destacar que aunque el artículo no mencionó ni una vez el nombre de Japón, el origen de este centro se atribuye a un voluntario senior que envió la Agencia de Cooperación Internacional de Japón(JICA) al INA, para enfocarse en el tema de reciclaje.
El voluntario, señor Masayuki Ishikawa, realizó los diseños y equipamiento de este Centro de Reciclaje y motivó la participación de la Municipalidad de San José para la realización de este proyecto.
En cuanto al costo de la construcción, el señor Ishikawa solicitó la asistencia financiera a la Embajada del Japón, bajo el marco de cooperación del programa APC (Asistencia para Proyectos Comunitarios y Seguridad Humana), el cual tiene como objetivo principal proporcionar asistencia financiera no reembolsable a las organizaciones sin fines de lucro y así poder ayudar a las comunidades a ejecutar sus proyectos de desarrollo.
Japón es el primer país en el mundo que ha legislado mediante la Ley básica para promover la formación de una sociedad de reciclaje del 2000 el tratamiento de desechos bajo la noción de las 3R; es decir, reducir, reutilizar y reciclar. El proyecto del señor Ishikawa estaba perfectamente alineado con la política del Gobierno japonés y también nos parecía oportuna su realización en Costa Rica, dado que este país está viviendo un auge del ecoturismo y un faltante de recursos naturales, como le sucede a Japón. Por esta razón, nuestra Embajada decidió otorgar su cooperación a este proyecto por un monto de $87.744.
Actualmente, el proyecto continúa con la llegada de la señorita Chihiro Itagaki, voluntaria joven, quien está brindando educación ambiental en las escuelas de Hatillo. Asimismo, JICA donó adicionalmente equipo para el Centro por un monto total de $18.678, el cual incluye estibadora hidráulica, máquina de compresión, televisor, proyector y cámara, entre otros.
Inusual. No tengo la menor intención de intervenir en los asuntos internos de Costa Rica; sin embargo, la ceremonia de inauguración de este centro que dirigió la Municipalidad de San José, fue algo muy inusual para nuestra Embajada. El día anterior de la inauguración la Municipalidad nos avisó que no se daría espacio para que el señor Embajador de Japón diera unas palabras, por cuestión de protocolo y tiempo.
Nos pareció inusual porque, hasta ahora, en cualquier acto de la cooperación japonesa hemos tenido la oportunidad de dirigir unas palabras, pero esta vez, a pesar de nuestra instancia, no fue permitida la participación con un mensaje del señor Embajador, el representante del Gobierno de Japón, en un proyecto del carácter arriba mencionado.
Lo que pareció más triste es que los esfuerzos de los voluntarios japoneses no fuera apreciados suficientemente.
El año pasado hemos celebrado el trigésimo quinto aniversario de la primera llegada de voluntarios japoneses a Costa Rica. A lo largo de los últimos 35 años, más de 500 voluntarios jóvenes y senior han dedicado dos o más años de sus vidas al desarrollo socio-económico de Costa Rica y a la mejora de la calidad de vida de los costarricenses en diversos campos, como la agricultura orgánica, la enseñanza del violín según el método Suzuki, la difusión del voleibol, la capacitación profesional de mujeres e indígenas o la construcción de un dique hecho con llantas usadas para contener las inundaciones.
Aunque han sacrificado parte de su carrera profesional, las actividades de los voluntarios japoneses no son tan conocidas por la población en general, aún menos por el Gobierno.
Por esta razón, me tomé la libertad de presentar parte de lo que el Embajador del Japón quiso contar en su discurso en la dicha inauguración.