El pasado 23 de marzo se realizó la XXVII edición de la tradicional carrera Sol y Arena, con recorrido de 10 kilómetros por la playa, carrera que salió de calle La China, en El Roble de Puntarenas, y terminó en el paseo de los Turistas.
Esta actividad se ha convertido en una de las más populares y concurridas competencias que se realiza en nuestro país. Ante esta situación, los organizadores han sabido darle un rumbo deportivo y turístico, favoreciendo, de esta manera, a hoteles, restaurantes, bares, el Balneario y vendedores ambulantes, para citar algunos de ellos, en relación con un aumento en sus ventas y utilidades.
La ciudad de Puntarenas, destino cercano con grandes facilidades de acceso, motiva a que el número de participantes aumente todos los años; la gran mayoría de los atletas viajan acompañados de amigos y familiares, optan por alquilar busetas para su traslado; otros miles lo hacen por sus propios medios y algunos se hospedan en los hoteles o cabinas.
En las redes sociales han estado circulando fotografías con mensajes de protesta, en las que se pone de manifiesto la suciedad que queda en la playa una vez finalizada la carrera. Son miles de bolsas plásticas, latas de refrescos, cervezas y todo tipo de basura, esparcida a lo largo del recorrido. Si bien es cierto que existe preocupación por parte de algunos vecinos y grupos de voluntarios por recoger la basura, es de suponer que una gran cantidad será absorbida por el mar cuando sube la marea.
Así las cosas, para lograr una excelente limpieza de desechos en todo el trayecto de la competencia, es necesario contar con una muy buena organización y personal adecuado, con el compromiso de la Municipalidad, del comercio, voluntarios y de los pobladores. Se debe exigir a los organizadores contemplar la limpieza de la playa una vez que el último corredor salga de la meta de salida.
De no tomarse las medidas correspondientes, esta situación agravaría aún más los problemas de contaminación que ya tiene el golfo de Nicoya, situación que se ha venido acumulando por décadas, por medio de los ríos Torres, María Aguilar, Virilla y Tiribí, afluentes del río Grande de Tárcoles, que transportan y depositan gran cantidad de toneladas cúbicas por día de aguas negras y otros tipos de desechos, procedentes de la Gran Área Metropolitana (GAM).
Estas razones que ameritan buscar una solución efectiva a esta problemática, con el objetivo de proteger el medio ambiente y así evitar un mayor daño al Golfo, a las especies marinas y al entorno, situación que afecta, a su vez, el turismo.