Kattia Montero Fernández
El miércoles 12 de septiembre de 2012, el diario LaNación publicó información titulada “CCSS pagó millones a clínica pese a facturas alteradas” siendo autor de dicho artículo el periodista Luis Edo. Díaz
En ese texto, el señor Luis Edo. Díaz, menciona: “Además de pagos con documentos alterados, la Auditoría comprobó que tres radioterapeutas que participaban en las sesiones de Oncología del México –donde se decidía si el tratamiento se daba en la Caja o en Irazú–, luego atendían a esos mismos pacientes en el centro privado, en donde también laboraban”. Luego señala el señor Luis Edo. Díaz: “Los otros radioterapeutas que trabajan para la Caja e Irazú son de apellidos Montero y Medina.”
Sobre estas afirmaciones manifestamos que no es cierto que los suscritos radioterapeutas Montero y Medina hayamos participado en las sesiones donde “se decidía si el tratamiento se daba en la Caja o en Irazú”.
Es falsa dicha aseveración, Nunca hemos decidido el lugar donde los pacientes de la CCSS se deban tratar. Esta función ha sido responsabilidad de la Gerencia Médica y de la Dirección Médica del Hospital México. Puede el señor periodista Luis Edo. Díaz o cualquier otro reportero verificar con facilidad la certeza de nuestra afirmación y comprobar el error con el que involucra nuestros apellidos.
Respecto al título donde se menciona “facturas alteradas”, ninguno de nosotros tiene relación alguna con hechos relacionados con facturas; por tanto, no aceptamos que se mencionen nuestros apellidos en contexto del documento publicado.
No hemos cometido ningún acto indebido en nuestras labores como funcionarios públicos de la CCSS ni como trabajadores de la empresa privada Centro Médico de Radiotarapia Irazú.
Asimismo, en el diario LaNación de fecha 13 de setiembre de 2012, en su editorial titulado “Desorden en Radioterapia”, inicia con la siguiente afirmación : “Tres radioterapeutas del Hospital México contribuían a decidir si los pacientes con cáncer serían tratados en las instalaciones propias o si les refirería a Radioterapia Irazú, donde ellos mismos los atenderían. La factura pasaba a la Caja Costarricense de Seguro Social, según el contrato de compra de servicios suscrito a la empresa privada”.
Esta afirmación es falsa, por cuanto los tres redioterapeutas que el editorialista pretende involucrar en su comentario no participan ni han participado ni contribuido en decisión de referir pacientes a Radioterapia Irazú. El editorialista asume como real la afirmación del señor Luis Edo. Díaz y yerra en forma total en su comentario inicial.
Reiteramos que la decisión de envío de pacientes a Radioterapia Irazú ha sido de la Gerencia Médica y la Dirección Médica del Hospital México. No participamos los médicos tratantes de enfermos de esa decisión.
Menciona el editorial que “En Radioterapia Irazú, los mismos funcionarios eran, al parecer, mucho más eficientes. En el 2008, por ejemplo, la Caja utilizó sus dos equipos para atender al 37% de los irradiados. Radioterapia Irazú atendió al 67% restante con un solo acelerador lineal. Los dos aceleradores de la Caja, es cierto, pasan mucho tiempo fuera de servicio. Los de la empresa privada, a juzgar por la cantidad de pacientes atendidos, sufren menos desperfectos, aunque los maneja el mismo personal”.
El editorialista vuelve a incurrir en error al realizar estas afirmaciones ahora con mayor intensidad dado que trata de dar a entender que los funcionarios (tres terapeutas) son los responsables de la operación y funcionamientos de los equipos en el Hospital México y en el Centro Médico de radioterapia Irazú y atribuye la diferencia en los rendimientos de los equipos a estos “mismos funcionarios”. Tales conclusiones demuestran un total desconocimiento del funcionario de un servicio de radioterapia en la cual la operación de los equipos es ajena a la labor de los médicos especialistas de radioterapia.
En el resto del editorial no concreta responsables de las supuestas afirmaciones señalando deficiencias de la CCSS, pero, aun así, afirmamos no tener relación con ninguno de los comentarios ahí mencionados.
Invitamos al editorialista y al señor Luis Edo. Díaz a conversar sobre los temas que han motivado su trabajo y con gusto podemos aclararle sus dudas de forma que en el futuro sus publicaciones sean claras y transparentes, sin afectar el honor de personas apuntando de manera correcta a los verdaderos responsables.