Bajo el título “Asamblea destina ¢5 millones para compra de trajes folclóricos”, publicado en La Nación el 24 de agosto, en la página 10 A de la sección El País, se esgrime una serie de afirmaciones que, por responsabilidad con mí país, deseo aclarar:
En el ejercicio de mis funciones constitucionales presenté el año anterior, junto con otros legisladores, una moción en Ia Comisión Permanente de Asuntos Hacendarios, tendiente a modificar el Presupuesto para el Ejercicio Económico del Año 2013, en el título correspondiente a la Asamblea Legislativa. En ese sentido, esta moción rebajaba ¢5 millones de la partida correspondiente a “viáticos en el exterior”, a efecto de ser utilizados según el siguiente desglose: ¢3 millones para uniformes del coro y el grupo de bailes folclóricos de la Asamblea Legislativa, y ¢2 millones para la compra de instrumentos musicales para el coro y el grupo de bailes folclóricos de la institución.
Con el propósito de justificar esta modificación presupuestaria, le remití al entonces presidente de la Asamblea Legislativa, diputado Víctor Emilio Granados Calvo, el oficio LFMJ-363-12, del 8 de octubre del 2012, en el que manifesté mi interés en que se aprobara esta moción, pues siempre he sido un firme creyente del sector cultura, y considero necesario que el Estado fomente este tipo de actividades en sus instituciones, sobre todo en nuestro Parlamento, que es el principal centro de convergencia de culturas del país.
Posteriormente, el 16 de octubre del 2012 la Comisión de Asuntos Hacendarios aprueba por mayoría de diputados esta moción, destinándose ¢5 millones del Presupuesto de la Asamblea Legislativa a atender los rubros anteriormente citados.
En ese sentido, me siento orgulloso de la decisión que este Parlamento tomó al girar recursos económicos al coro y al grupo de bailes folclóricos de la institución.
De esa manera, cumplimos con el mandato constitucional derivado de los artículos 67, 83 y 89 de la Carta Fundamental, según los cuales el Estado tiene la obligación de fomentar y promover la cultura.
Como funcionarios públicos no debemos obviar nuestra obligación de impulsar espacios dentro de las entidades públicas que propicien estas áreas.
Al respecto, reviste especial importancia el precepto contenido en el numeral 67 de la Constitución Política, que determina el deber estatal de velar por la preparación técnica y cultural de los trabajadores. El contenido de ese artículo constitucional ha sido desarrollado en diversas oportunidades por la Sala Constitucional, que ha considerado que el mismo es “una expresión específica del mandato más general del primer párrafo del artículo 50 que obliga al Estado a procurar el mayor bienestar a todos los habitantes” (Voto 6346-97).
Papel preponderante. Como se observa, la letra de nuestros diputados constituyentes, así como la jurisprudencia constitucional, le ha otorgado al impulso de la cultura un papel preponderante en nuestra sociedad
Así las cosas, como propulsor de la moción que le dio vida a este contenido presupuestario, estoy profundamente complacido de que, con mi voto, haya contribuido a dotar de recursos materiales al coro y al grupo de bailes folclóricos. Es un esfuerzo institucional, es un logro de una gran mayoría de diputados que, con su voto, dejarán huella en el ámbito cultural del primer poder de la República.
Me parece justo y necesario resaltar también el apoyo económico que esta causa ha tenido por parte de diversas organizaciones internas de la Asamblea Legislativa, como son su cooperativa de empleados, su asociación solidarista y el sindicato de empleados.
De igual manera, debo enfatizar la pasión y convicción de los funcionarios legislativos que integran el coro y el grupo de bailes folclóricos, quienes realizan diversas actividades para recaudar fondos y sumarlos a este fin.
Por último, quiero citar una frase de José Martí que resume la importancia que la cultura tiene en nuestra sociedad: “ La madre del decoro, la savia de la libertad, el mantenimiento de la República y el remedio de sus males es, sobre todo lo demás, la propagación de la cultura ”.