El neocomunismo es una nueva corriente ideológica surgida tras la caída de los regímenes comunistas de la Europa del Este. Guillermo Rodríguez, economista, analista político e investigador liberal venezolano, hace un interesante análisis de lo que son las falsas bases del neocomunismo, del que forma parte la revolución bolivariana, que lo distinguen de los marxistas ortodoxos.
Con una planificación estatal centralizada, la izquierda histórica pretendía superar los logros materiales del modelo capitalista.
En contraste, para los neocomunistas el desarrollo y la producción son intrínsecamente malos e inmorales. El ideal son sociedades cuya producción y consumo vayan decreciendo y la pobreza se reparta equitativamente.
El neocomunismo prefiere las empresas estatales, por lo que aprueba leyes, decretos, reglamentaciones y controles para que toda actividad económica privada esté rigurosamente dirigida por el Estado, y, en definitiva, sea este el que determine cómo, cuándo, cuánto y por qué se produce.
El régimen liberal logró que la propiedad privada fuese un derecho individual; en el marxismo la propiedad no existe fuera del Estado; y en el neocomunismo la propiedad privada funciona como una concesión que le da la potestad al Estado para repartir, quitar o disponer de la propiedad a su antojo.
El camino más directo hacia el neocomunismo se logra implantando un gobierno populista, asistencialista, clientelista y proteccionista, que otorgue subsidios, aumente la burocracia del aparato estatal, sea dadivoso con los sindicatos en materia de salarios y pensiones, se autodefina ecologista radical, imponga leyes de censura o mordaza a los medios de comunicación y aumente impuestos y controles de forma casi confiscatoria.
Casi iguales. La alianza neocomunista de un ala dura del PAC, el Frente Amplio y los sindicatos comulga casi al dedillo con las observaciones que hace el economista venezolano.
De igual forma, le da la razón a don Alberto Cañas cuando advirtió que el PAC estaba infiltrado de chavistas.
En política, las coincidencias raramente ocurren; los hechos políticos siempre tienen un propósito y una razón de ser. En este gobierno se han hecho, en apariencia, muchas ocurrencias; sin embargo, todas están conectadas por un hilo conductor, que al ojo avizor no son más que acciones coordinadas con el objetivo de dar un giro brusco hacia un modelo de gobierno de izquierda.
De ahí que no deben verse con indiferencia hechos como el levantamiento del veto a la Reforma Procesal Laboral, la ley mordaza, el reglamento de urbanizaciones, la ley confiscatoria contra el fraude fiscal y el proteccionismo comercial.
Tampoco deben pasarse por alto las señales confusas y contradictorias que envía el gobierno, un día sí y otro también.
El mismo día en que el ministro de Hacienda responsabilizaba los tratados de libre comercio por el alto déficit fiscal, el Comex anunciaba que tiene luz verde para iniciar el proceso de negociación de un acuerdo comercial con Corea del Sur.
Declaraciones presidenciales. Es muy preocupante escuchar al presidente decir que no sabía de la alianza neocomunista, máxime cuando los diputados del PAC que la suscriben son los más cercanos a él. De ser así, no queda más que especular que el presidente y su ministro de la Presidencia están absolutamente distanciados de la fracción del PAC y la comunicación con la Asamblea Legislativa es nula.
Más preocupante sería el hecho de que el presidente y el ministro de la Presidencia supieran de la alianza y la respaldaran, pues, además de engañar al electorado, se estaría consolidando abiertamente un gobierno de corte neocomunista, que va a defender intereses y privilegios de la élite sindical, lo cual agudizará, aún más, el problema fiscal.
De no estar de acuerdo con la alianza, el presidente y su ministro deben manifestarlo con autoridad; deben aprovechar la coyuntura para devolverle la confianza a la población y mostrar el rumbo que debemos seguir; deben, también, tener un acercamiento con Ottón Solís, la voz de la conciencia en el PAC; y deben desempolvar, repasar y llevar a la práctica el manual de principios del PAC.
Rolando Guzmán Calzada es odontólogo.