Dice, el historiador cartaginés Franco Fernández que el grito de motivación a principios del siglo pasado, para animar por un triunfo, a un equipo de futbol de Cachí, y hasta para envalentonarlos en alguna gresca que tenían, especialmente con equipos de Paraíso y Orosi, era “¡adentro, cachices!”.
Aquella exclamación se perdió con el tiempo, en este pueblo de origen precolombino, pero lo más grave es que también se ha perdido en mucho el deseo de luchar por el progreso de este distrito paraíseño, que todavía mantiene su estatus de pueblo-finca o finca pueblo.
Esto, porque su extensión entre llanos y montañas, desde hace más de una centuria, pertenece a una sola familia, que, sin quererlo, ha limitado el desarrollo de la comunidad ya que sus pobladores han tenido, en su mayoría, solo una opción laboral, la actividad cafetalera.
El Instituto Costarricense de Electricidad (ICE) también congeló tierras ubérrimas, para desarrollar su proyecto hidroeléctrico, más conocido popularmente conocido como represa de Cachí. Pero 50 años después, viene la posibilidad de reivindicación de los cachiceños, cuando el ICE ya inició la ampliación de este proyecto, para duplicar la energía que genera, en este sector, el río Reventazón.
Con razón, dicen los viejos lugareños de Cachí que el ICE nos los trató como a otras comunidades, donde desarrolló o va a desarrollar proyectos a los que les dio aportes importantes y les ofrece otros. Recuerdan que aquí fue donde se dio el primer traslado de una población, Loaiza, ya que donde estaba asentada quedó anegada, además de que tierras productivas, como ya señalamos, quedaron bajo el agua, incluido el antiguo cementerio.
Por eso, es hora de que las fuerzas vivas de Cachí, representada en una comisión comunal y municipal que “negocia” con el ICE, reivindiquen sus derechos y exijan, 50 años después, obras de progreso para la región.
Que se oiga, nuevamente, el “¡adentro, cachices!”.