Con el reportaje “Desidia estatal favorece acción del hampa en mares ticos”, publicado en este diario el pasado 6 de julio, nuevamente se pone en evidencia el pobre interés que tenemos como país en proteger y cuidar de nuestros mares. Los seguimos viendo como patios traseros o territorios de nadie, sitios en abandono que se convierten en escenarios de tristeza e inseguridad.
Sin embargo, lo más preocupante es la actitud del Gobierno a la hora de enfrentar posibles soluciones. Expresando que “la solución es carísima”, se trata de justificar que no se cuenta con los suficientes recursos económicos para la compra y mantenimiento de la flota marítima de nuestro país y esta justificación ha prolongado el estado de abandono marítimo y postergado una solución al respecto.
Soluciones creativas. La limitación de recursos no equivale a la limitación de ideas. La mejor forma de potencializar la creatividad es exponerse a limitaciones, por lo que el problema no es económico, es de capacidad y de motivación. La creatividad es la generación de nuevas ideas o asociación de ideas ya conocidas para producir soluciones originales.
En la maestría de Derecho Internacional Marítimo siempre se nos inculcó que la organización y el compromiso de las partes involucradas son los mejores recursos con los que un país cuenta para buscar soluciones a los problemas presentados. Es el trabajo de todos los ciudadanos y en especial de los miembros del Gobierno hacer lo posible por proteger nuestros mares y sus recursos; son patrimonio de todos. ¿Cómo no cuidarlos?
Nuestro país cuenta con una extensión marítima de 580.000 km², incluyendo tanto al Mar Caribe como al Océano Pacífico. Esta área es 11 veces más grande que la zona terrestre del país, que es de 51.000 km2, ¿no deberíamos contar con mayores recursos tanto en transporte como en personal de trabajo para cubrir nuestros mares y evitar este escenario de múltiples delitos? Es ridículo que nos conformemos con las condiciones precarias a las que actualmente el Servicio Nacional de Guardacostas esta expuesto, y el Ministerio de Seguridad tiene que poner a su equipo de profesionales a buscar soluciones.
Como el tema involucra diversas oficinas, debemos buscar alianzas y unir esfuerzos entre ministerios como el de Obras Públicas y Transportes, su División Marítima-Portuaria, así como el Ministerio de Ambiente, el Instituto Costarricense de Turismo, su dependencia CIMAT. El Ministerio de Relaciones Exteriores y Culto, debería también de coadyuvar con estos ministerios y restablecer el rol de Costa Rica ante la comunidad internacional.
Se podría intentar un nuevo nombramiento de Embajador ante el OMI, Organización Marítima Internacional, en Londres, Inglaterra, para que nuestro país sea parte activa de los convenios internacionales que se discuten, para observar y conocer como otros Estados miembros del OMI han resuelto sus conflictos y sirvan de ejemplo en determinados casos.
Papel más activo. Es importante, también, volver a nombrar a un funcionario para los Fondos Marítimos Internacionales en Jamaica, por ser Costa Rica parte del Convenio del Mar de Naciones Unidas, 1982, y por ser nuestro país un Estado costero, debe ejercer mejor su soberanía que ostenta sobre sus mares.
Además, de lograr un papel más activo a nivel internacional, se podría así mejorar internamente nuestra situación marítima actual.
Tenemos que ser capaces como país de solucionar la imposibilidad de patrullar todas las aguas marítimas, evitar la utilización ilegal de nuestros mares, incluyendo el tráfico de drogas, de armas, la trata de personas y la pesca ilegal.
Debemos evitar a toda costa que se sigan suscitando estos ilícitos en nuestros mares, buscando creativamente una solución innovadora y razonable para proveer de recursos a nuestros guardacostas y restablecer la seguridad marítima en nuestro país.