I
El tema de los pronósticos sobre la evolución de economía, generalmente en Costa Rica y en el extranjero, levantan roncha, debido a las discrepancias planteadas en torno a tres puntos: primero, el procedimiento para llevar a cabo las estimaciones, segundo, la manera cómo se interpreta la información y tercero, la forma cómo se presenta la información. Este año no ha sido la excepción en relación con el acostumbrado pronóstico presentado por CEFSA en su seminario de febrero de cada año.
Tres consideraciones son pertinentes:
Primera, la información con la cual se trabaja siempre es limitada, sobre todo a principios de año las estadísticas del año anterior no son definitivas, algunas de ellas no son oficiales sino hasta el segundo semestre (tal el caso de las cifras de las cuentas nacionales), para otra información no existen aún explicaciones adecuadas acerca del procedimiento seguido para calcularlas (tal es el caso del monto estimado por concepto de pago de intereses sobre la deuda interna del gobierno para 1996). Tanto es así que CEFSA realiza, en agosto de cada año, una revisión del pronóstico presentado en febrero, para actualizarlo. Aún así, los errores, dadas las limitaciones de la información son inevitables (tal por ejemplo, el resultado de las cifras fiscales fueron diferentes de las estimaciones: en 1994 peores, en 1995 mejores).
Segunda, los pronósticos no se realizan con el fin de complacer. Si este fuera el propósito, CEFSA no tendría clientes, por cuanto el ejercicio sería inútil.
Tercera, como es bien sabido, una misma información puede ser interpretada de diversas maneras y presentada de formas muy variadas. Dos ejemplos, al canto. Primero, si se espera una inflación del 15 por ciento se puede afirmar que el año será mejor en vista de la disminución con respecto a la del año pasado; podría afirmarse, por el contrario, que será un mal año por cuanto la inflación nacional es cuatro o cinco veces superior a la inflación internacional, o bien puede decirse que se trata de un año "normal", pues, la inflación del año corresponde a la del promedio de los últimos años. Segundo, si se prevé una tasa de crecimiento económico del 3 por ciento, puede afirmarse que se trata de un buen año por cuanto el ritmo de crecimiento será mayor que el del año anterior; igualmente podría argumentarse que será un mal año por cuanto el 3 por ciento representa un ritmo de crecimiento mucho inferior al promedio de los años anteriores o bien afirmar que se está ante una situación "normal" por cuanto el crecimiento previsto en Costa Rica es similar al de las economías industrializadas. Así, la misma información puede interpretarse y presentarse de diferente manera. Hay para todos los gustos. En CEFSA así la reconocemos y no ha existido, ni existe, la más mínima intención de interferir con el derecho de libre interpretación y libre presentación, incluidos, por supuesto, los señores de los medios de comunicación. Se trata de un principio fundamental de la vida democrática y del régimen de opinión pública. Por ello mismo, los periodistas han de disfrutar de libertad absoluta para interpretar y presentar la información como lo consideren conveniente. Las únicas limitaciones han de ser su inteligencia y su conciencia. Así, CEFSA se ha debido siempre a sus clientes. Son ellos quienes, en última instancia, tienen la palabra. Durante 18 años ellos han juzgado la información suministrada y la interpretación realizada sobre las perspectivas y evolución de la economía costarricense satisfactorios CEFSA proseguirá sus tareas -los clientes lo saben de sobra- sin presiones, ni interferencias, ni coacciones de ninguna naturaleza.
II
¿Ahora bien, cuál es el pronóstico de CEFSA para 1996? De manera resumida: 1996 será un mejor año cuando se compara con 1995, pero será un año difícil. (i) Será un mejor año porque el déficit fiscal, la inflación, la devaluación, las tasas de interés y los encajes disminuirán y serán inferiores a los del año anterior. Además, las exportaciones y las inversiones -nacionales y extranjeras- aumentarán en 1996.
(ii) Será un año muy difícil porque la producción nacional, aún cuando superior a la de 1995, mostrará un crecimiento poco satisfactorio. El ingreso real por habitante, por segundo año consecutivo, casi no crecerá. La evolución de los salarios reales, no podrá repuntar de manera significativa. El gasto público deberá manejarse con extrema prudencia y con una parsimonia feroz, sin contemplaciones ni titubeos de ninguna especie, ya que el ajuste durante 1996 (tres por ciento del producto interno bruto) recaerá, principalmente, en el Gobierno Central y no en el resto del sector público. El mercado local permanecerá relativamente estancado (crecimiento económico provendrá del dinamismo del sector externo) esto dificultará a ciertas empresas hacer frente a sus deudas, lo cual, a la vez, podría repercutir en la cartera de los intermediarios financieros.
1996 será un año de consolidación de los equilibrios macroeconómicos. El declive de la economía mostrado en 1995 tenderá a detenerse y las medidas tomadas el año pasado rendirán mayores frutos en 1996. La economía comenzará a salir del atascadero, pero aún no con la fuerza necesaria para retomar el ritmo de crecimiento del 4,5 por ciento al 5 por ciento al año de la década 1985-1994. De cumplirse el pronóstico hecho por CEFSA, en 1996 se terminarán de sentar las bases para que a partir de 1997 la economía (producción, salarios, empleo, mercado local) pueda volver a crecer satisfactoriamente.
III
Ahora bien, ¿de cuáles factores depende la concreción de estos resultados? En esencia de los siguientes:
- El comportamiento del gasto público. Este será el elemento de mayor trascendencia. Por ello, hay necesidad de cerrar filas en torno al Ministro de Hacienda y sus dos viceministros, uno cobrando impuestos y la otra conteniendo el gasto. El año será muy difícil en vista de las enormes presiones, de todo lado, a que el Ministro de Hacienda está sometido para aumentar el gasto. Contener el gasto público es una tarea de alcance nacional. Por ello no debe dejarse al Ministro de Hacienda solo, sino apoyarlo sobre todo ante los políticos de su mismo partido político y las organizaciones laborales del sector público.
- El cambio de expectativas negativas prevalecientes en un amplio sector de los empresarios es de la máxima importancia. En efecto, para lograr aumentar el ritmo de crecimiento de la economía en 1997, es necesario realizar un esfuerzo ingente en el campo de inversiones desde ya, en 1996, a fin de obtener los frutos el año entrante. Ahora bien, los empresarios tomarán los riesgos implícitos en las nuevas inversiones, solo y solo si, sus expectativas sobre la evolución de la economía del país son satisfactorias. De no ser así, muy posiblemente pospondrán sus inversiones para cuando se aclaren los nublados del día o bien invertirán, parte de sus ahorros, en el extranjero. Un elemento esencial en formación de las expectativas es la credibilidad --mayor o menor-- en la coherencia de la política económica.
- La continuación del proceso de ajuste estructural en el sector público, es decir, proseguir la reforma del Estado que está muy lejos de haberse concluido. Por una parte, es indispensable aprobar la legislación relacionada con los llamados "disparadores" del gasto público como las leyes de pensiones, del empleo público, de los presupuestos de las entidades públicas y de las garantías económicas. Solo así podrá consolidarse el equilibrio de las finanzas públicas. De otra parte, es necesario adecuar la política del sector público en cuanto a los costos de energía, combustibles y puertos, dada su incidencia en los costos de producción y en la competitividad de las empresas nacionales. Si la reforma del sector público no prosigue a un ritmo acelerado, el país se enrumbaría a una situación de relativa estabilidad macroeconómica, pero sin posibilidad de acelerar el crecimiento económico a partir de 1997.
El año 1996 ofrece al país oportunidades y posibilidades importantes y, a la vez, presenta desafíos y retos difíciles. Quienes colaboramos en CEFSA tenemos la firme esperanza que las primeras serán aprovechadas con prestancia y las segundas enfrentadas con firmeza.