En la lista de pacientes que hacen antesala para que el Estado actúe sin tardanza, dado el avance del mal, se encuentran los muelles de Limón y con ellos el deterioro de las tareas de carga y descarga de mercadería.
La alianza entre los sindicatos y las tres empresas concesionarias de estas tareas para entorpecer la licitación tendiente a poner fin al oligopolio establecido, los ha enfrentado de nuevo con los importadores y exportadores, y con el interés nacional. Las altas tarifas vigentes en Limón afectan gravemente a las empresas y, por consiguiente, a los consumidores nacionales. No existe relación alguna entre los montos exorbitantes exigidos a los importadores y exportadores y el pésimo servicio que prestan.
En consecuencia, JAPDEVA no debe ceder ante las fuertes presiones ejercidas en estas semanas por los sindicatos y por Estiba S.A., CADESA y COOPEUTBA. Las prórrogas extendidas en lo pasado con tanta generosidad deben terminarse, tal como lo ha planteado una resolución de la Sala IV, a fin de abrir paso franco a la competencia. Solo la competencia, que tanto temen los sindicatos y, tras estos, las empresas de carga y descarga, puede deparar un mejor servicio, tarifas más bajas, transparencia y renovación técnica. La concesión de CADESA y de ESTIBA vencen el próximo 27 de julio; la de COOPEUTBA, el 14 de diciembre entrante. Ahora se propone extender las de las primeras hasta diciembre de 1995, con el fin de que todas expiren al mismo tiempo. Escamados por las experiencias del pasado, podríamos anticipar que, en esa nueva fecha límite, se intensificarán las presiones y se inventarán nuevos pretextos para otorgar otra prórroga.
He aquí un caso típico de prolongada ingobernabilidad no por la maraña legal, sino por la debilidad de los funcionarios ante los grupos de presión, que, en el caso de Limón, han echado mano del grosero argumento de que la apertura y la competencia agravarán la desocupación. Otra vez se recurre a los endémicos problemas sociales de esta ciudad para mantener en pie y engrosar los privilegios, e impedir el cambio. La experiencia y el buen juicio indican, por el contrario, que el primer paso de la recuperación de Limón consiste en eliminar las gollerías, en impulsar la competencia, en poner a la instituciones públicas al servicio del bien común y no de unos grupos de presión, en innovar y movilizar las energías de la población, en crear oportunidades de desarrollo social y personal. En fin, Limón debe liberarse de la demagogia, el oportunismo y de los fueros especiales, en provecho de una minoría.
Antes que atender prórrogas o analizar pretextos, deben JAPDEVA y otras instituciones públicas investigar las graves denuncias formuladas sobre los costos reales de las labores de carga y descarga en los muelles de Limón. La prensa nacional ha informado profusamente sobre este aspecto, mas las empresas afectadas mantienen un inusual silencio. Al parecer, su estrategia consiste en impulsar a los sindicatos y en procurar nuevas prórrogas antes que dar respuesta cabal a los datos expuestos. Esta actitud debe cambiar.