Editorial

Editorial: Ministerio sin memoria institucional

El MOPT tiene años de existir y de contratar obras de infraestructura. ¿Cómo es posible que no haya sabido acumular experiencia administrativa, casi de sentido común?

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Son casi rutinarias las noticias de pifias cometidas por el Ministerio de Obras Públicas y Transportes (MOPT). Terminan comiéndose inmisericordemente partidas del presupuesto nacional que bien podrían haber sido utilizadas para satisfacer otras necesidades de la sociedad costarricense. Se trata, en muchos casos, de fallas de la contraparte oficial, encargada de velar por la eficiencia del gasto en obras públicas. Las fallas van desde multas elevadas por no ejecutar, en la forma pactada, los desembolsos de préstamos con entidades multilaterales como el Banco Interamericano de Desarrollo, hasta malos diseños de vías y puentes, causantes de atrasos en la construcción, pasando por demoras atribuibles a expropiaciones hechas a destiempo. Todas aparejan un costo para el país y en mucho obedecen a una mala gestión administrativa en el MOPT.








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