Los jugadores de la Selección Nacional se entregaron de lleno en la cancha. Está por verse si los directivos de la Federación Costarricense de Fútbol harán lo mismo en las negociaciones para asegurar la permanencia del técnico Jorge Luis Pinto a la cabeza del equipo.
Las primeras señales no son alentadoras. Los dirigentes deportivos parecen dar por hecho la partida del estratega. Insistentes declaraciones en los últimos días apuntan a la posibilidad de una contratación en otras latitudes, dada la estupenda actuación de la Selección en Brasil y el justo prestigio ganado por su timonel.
Será difícil sostener a Pinto, dicen las versiones salidas de la Federación, porque no le faltarán ofertas de equipos con bolsillos profundos, capaces de hacerle al técnico ofertas difíciles de igualar. Pensando así, la Selección habría entrado a la cancha, en el Grupo de la Muerte, temerosa de tres fulminantes derrotas que casi seguramente se habrían materializado. El juego se gana o se pierde en el terreno, luego de dar el mayor esfuerzo, sin complejos ni derrotistas temores anticipados.
Llama la atención que, aparte del clamor de los aficionados, le tocara al propio Pinto dar las primeras señales de su posible permanencia. Cuando se le preguntó por las afirmaciones de la dirigencia sobre la dificultad de mantenerlo luego del Mundial, respondió “no”, dos veces “no”, por si fuera necesario el énfasis. También señaló que Costa Rica es “la primera posibilidad de trabajo”.
Insistió en que el dinero no es su principal motivación y se mostró abierto a conversar. Eso sí, a lo largo de la entrevista concedida al periódico Al Día no fue menos enfático al afirmar la necesidad de orden y estructura. Lo dijo una y otra vez, de muchas maneras. En particular, señaló la importancia de formar jugadores, con entrenadores supervisados por la Federación y la Comisión Técnica.
El contraste entre las afirmaciones del técnico y las de los dirigentes pone en entredicho la voluntad de la Federación de conservarlo al mando del equipo. Si no existe la decisión de hacer cuanto sea posible, los directivos le estarían dando la espalda a la afición y a los mejores intereses del país. La actuación de la Selección en el Mundial le dio a Costa Rica un prestigio deportivo sin precedentes, pero también cohesionó a nuestra sociedad y sembró la semilla de importantes beneficios económicos.
Ojalá el énfasis de Pinto en la necesidad de orden, estructura y proceso no sea la explicación de un velado desinterés. Las declaraciones del estratega, con tanta insistencia en esos factores, se leen prácticamente como un listado de peticiones para considerar la renovación del contrato. Nuestro fútbol necesita lo que Pinto pide y, en este momento, necesita también a Pinto.
No hay razón para interrumpir el proceso iniciado contra viento y marea. Por el contrario, hay más razones que nunca para mantener el rumbo y, siguiendo las recomendaciones del técnico, perfeccionar el desempeño. Uno de los motivos por los cuales Pinto debe permanecer al frente de la Selección es, precisamente, que nadie como él tiene hoy la credibilidad necesaria para imponer orden, plantarse ante los clubes cuando sea necesario y evitar los errores del pasado.
El técnico ya conoce a los jugadores, y buena parte del plantel de Brasil, con un promedio de 27 años de edad, estará en condiciones de presentarse en las canchas de Rusia. Los nuevos talentos, surgidos en el marco de un proceso bien dirigido, bajo la atenta mirada de Pinto, encajarán mejor en su estilo de juego. Hay tiempo para probar, cultivar y mejorar.
La Federación debe despejar cuanto antes las dudas sobre sus intenciones. Dejar pasar la oportunidad de conservar a Jorge Luis Pinto puede ser un error irreparable. Seguir adelante, de la mano del técnico más exitoso de nuestra historia, sería un gran acierto.