El Ministerio de Salud tiene identificadas a 166 madres infectadas con el virus del Zika durante el embarazo. Una tercera parte de los niños ya nació y 60 de ellos no presentaron malformaciones o daños cerebrales evidentes, pero un equipo de especialistas del Hospital Nacional de Niños los mantendrá bajo vigilancia durante dos años.
En ese lapso, los recién nacidos podrían desarrollar microcefalia, problemas auditivos y de la vista, entre otros males relacionados con el virus transmitido por el mosquito Aedes aegypti, también culpable de las epidemias de dengue y chikunguña. Por eso, el equipo de atención se conformó con oftalmólogos, otorrinolaringólogos, neurólogos y especialistas en desarrollo.
La respuesta médica incluye el desarrollo de un protocolo de atención y, también, de detección oportuna. La Caja Costarricense de Seguro Social prepara los lineamientos para asegurar la detección de los casos de riesgo y su remisión a la Clínica de Infecciones Congénitas.
El síndrome de zika congénito afectó a dos recién nacidos, en San José y Puntarenas, el año pasado. Este año ya hay tres nacimientos con ese diagnóstico, todos en la provincia de Puntarenas. La detección y tratamiento oportuno contribuyen a limitar el desarrollo de secuelas graves.
La respuesta médica supera en mucho a la reacción política. Desde el 2014, las autoridades sanitarias introdujeron a la corriente legislativa un proyecto de ley para establecer un régimen de sanciones contra los responsables de crear y mantener condiciones insalubres aptas para la reproducción del mosquito.
El expediente permanece inactivo en la Asamblea Legislativa desde antes del surgimiento del zika como preocupación adicional a la chikunguña y al dengue, cuya manifestación hemorrágica ya se ha hecho presente. Estas dos últimas enfermedades son motivo más que suficiente para aprobar la ley, pero el zika viene a añadir un nuevo sentido de urgencia.
Los tres padecimientos tienen como elemento común la transmisión por el Aedes aegypti, aunque el zika también se contagia por contacto sexual. Controlar el mosquito es la tarea más importante en la lucha contra el trío de enfermedades cuyas víctimas se cuentan por miles cada año, para no hablar del costo económico. La epidemia del 2013 generó gastos por ¢3.870 millones, además del sufrimiento de unos 50.000 afectados.
El proyecto permitiría imponer multas y adoptar otras acciones no contempladas en la actualidad. Las órdenes sanitarias contra los responsables de acumular desechos donde el zancudo se reproduce se han mostrado como un recurso insuficiente. Las campañas de información diseñadas para crear conciencia en las comunidades sobre la necesidad de controlar el mosquito también se quedan cortas. Por eso, las mismas autoridades de salud encargadas de girar las órdenes sanitarias y promover las campañas informativas claman por la aprobación de la nueva ley.
La Asamblea Legislativa ya ha dejado pasar demasiado tiempo. Es preciso responder con tanta premura como la exhibida por los médicos. Un solo vecino indolente puede poner en riesgo a toda su comunidad, incluso a los ciudadanos más preocupados y responsables. La autoridad sanitaria debe tener las herramientas necesarias para intervenir y conminar al cumplimiento. A los legisladores de las zonas más azotadas por el Aedes aegypti les corresponde tomar el liderazgo. Es difícil imaginar una tarea más urgente y trascendental para un representante de Puntarenas, San Carlos, Quepos, Parrita, Buenos Aires, San Ignacio de Acosta, San Isidro de El General o Cariari de Pococí. La misma preocupación deberían mostrar los profesionales en medicina de la Asamblea Legislativa.