Sergio Valverde Segura, empresario del transporte público en Desamparados, desmiente la inexistencia de fundamentos técnicos para sectorizar el servicio y clama por una reforma centrada en el mejoramiento de la calidad de vida de los usuarios y apoyada en la larga sucesión de iniciativas cuyo origen se remonta al siglo pasado.
Poco se ha hecho pese a la larga historia de propuestas, decretos y discusiones. Si el debate sigue, el sector seguirá en deuda con los usuarios y la sociedad civil, dice el empresario, cuya opinión es compartida por otros concesionarios, pero no por las poderosas empresas que llevan la voz cantante.
En Vázquez de Coronado, la empresa Autobuses Unidos de Coronado decidió no esperar la tardada decisión de sectorizar y adoptó voluntariamente el modelo. Hay una ruta entre San José y el cantón, alimentada por diez ramales con proyección hacia la periferia. Un usuario de Dulce Nombre, por ejemplo, se traslada al centro y allí toma un autobús hasta la capital.
La empresa opera con 43 autobuses, 27 para el trayecto San José-Vázquez de Coronado y 16 para los ramales. Según la concesionaria, si viajaran directamente desde las comunidades al centro de San José, necesitarían más de 100 vehículos para satisfacer la demanda. Las tarifas también serían más elevadas, porque aumentaría la inversión en autobuses, se perderían las ventajas del uso óptimo de la flotilla, habría mayor desgaste de equipos y más gastos de mantenimiento.
Más allá de los beneficios para los usuarios están las ventajas para la capital y sus habitantes. La ciudad se economiza el ingreso de unos 60 autobuses, solo en la línea de Coronado, con importantes implicaciones ambientales y una considerable reducción de la presión sobre sus estrechas y congestionadas calles. La extensión del sistema a las 255 rutas cuyos autobuses entran a San José tendría un impacto extraordinario.
Sergio Valverde es socio de la empresa. Conoce en la práctica las ventajas del esquema que defiende y explica los factores de éxito con lógica difícil de rebatir: “No es lo mismo que entre San José y Coronado viajen tres buses con diez personas que solo uno con 30. Por eso funciona la sectorización”. El sistema opera pese a la falta de carriles exclusivos, un componente importante de los planes de sectorización. “El resto lo tenemos. Hay terminales en ambos destinos, comercio en las terminales, rutas troncales y ramales”, afirma Valverde.
El intento de impulsar una medida tan sensata, para la cual sobran estudios y diagnósticos, terminó con la destitución del viceministro de Obras Públicas y Transportes Sebastián Urbina. No fue la única causa, porque también impulsaba la adopción del cobro electrónico, pero pesó mucho en el desenlace. Los autobuseros con objeciones alegan la falta de estudios técnicos, pero Urbina utilizó el elaborado por el consorcio Epypsa-Sigma, por el cual se pagaron unos $800.000, y la diputada oficialista Marcela Guerrero señaló la existencia de una larga cadena de diagnósticos que se remontan a 1999.
No obstante, el gobierno hará exactamente lo contrario a la sugerencia de Valverde cuando insta a pasar a las acciones porque “lo perfecto es enemigo de lo bueno”. El Ministerio de Obras Públicas y Transportes integrará una comisión de estudio, con amplia participación de los autobuseros. A tenor de los resultados obtenidos hasta ahora y a lo largo de cuatro administraciones, es difícil creer en soluciones a corto plazo. El nombramiento de la nueva viceministra, vinculada con los transportistas más resistentes al cambio, tampoco alimenta la esperanza.