Editorial

Renuncia a la disciplina fiscal

El Gobierno insiste en financiar el gasto corriente con ingresos extraordinarios, pese a la prohibición establecida por ley

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La sana práctica de impedir al Gobierno financiar el gasto corriente con ingresos extraordinarios es fruto de una larga lucha a favor de la responsabilidad fiscal. La norma se plasmó en ley y durante años la administración recurrió exclusivamente a los ingresos corrientes –en su mayoría por el cobro de impuestos– para pagar salarios, pensiones y otros gastos ordinarios. El endeudamiento quedó reservado para la inversión, con el doble propósito de limitar las deudas y permitir el desarrollo de infraestructura rentable en el mediano o largo plazo.








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