La alianza opositora creada para arrebatar al Partido Acción Ciudadana (PAC) y a sus aliados el control del Directorio legislativo se construyó sobre la firme voluntad de no aprobar impuestos sin hacer, al mismo tiempo, un esfuerzo para reducir el gasto y reformar el empleo público. La alianza sufrió menoscabo el primero de mayo con la elección del nuevo presidente legislativo, Gonzalo Ramírez. Ahora, los temores por el abandono de la plataforma original parecen justificados.
Ramírez conformó dos comisiones clave con diputados anuentes a aflojar los límites puestos por la alianza a las pretensiones del gobierno en materia de gasto público. La Comisión de Asuntos Hacendarios es ahora mucho más proclive a impulsar el aumento de impuestos y la de Control de Ingreso y Gasto Público podría mostrarse menos preocupada por meter los egresos en cintura.
Los próximos meses dirán si el Congreso se comporta de esa manera, pero cuesta creer en la casualidad como explicación para los cambios ejecutados por Ramírez en colaboración con el partido de gobierno y con Liberación Nacional, su principal punto de apoyo para conseguir la presidencia legislativa. El presidente del Directorio justificó el cambio en Ingreso y Gasto por una decisión del PAC, que no quiso seguir representado por su fundador, Ottón Solís. Al mismo tiempo, ignoró la decisión de la Unidad Socialcristiana para integrar Hacendarios con legisladores favorables al aumento de impuestos.
El país necesita un ajuste tributario. El gobierno ha mejorado la recaudación, pero está lejos de los ingresos necesarios. No habrá equilibrio fiscal sin un cuidadoso examen del gasto. Esa era la sana pretensión de la alianza, pero el Partido Liberación Nacional podría estar reconsiderándola. Para quien tenga esperanzas de gobernar a partir del 2018, es mejor incrementar los ingresos aunque no haya ahorro.
Esa conclusión podría cimentar una coincidencia entre el principal partido de oposición y el gobierno. Según el recuento de los periodistas de este diario, la Comisión de Hacendarios, hasta hace poco integrada por siete legisladores reacios a aumentar tributos y cuatro a favor, ahora tiene seis legisladores dispuestos a elevar la carga tributaria.
Ese resultado podría completar la explicación de los extraordinarios acontecimientos del primero de mayo, cuando el férreo apoyo de Liberación Nacional impulsó la difícil victoria de Gonzalo Ramírez, pese a una abundancia de cuestionamientos, en especial en lo tocante a la agenda de derechos humanos.
La derrota de Ottón Solís, a quien ahora se le impedirá seguir en la Comisión de Control de Ingreso y Gasto Público, no habría sido posible salvo por la conjunción de las fuerzas visibles en la nueva conformación de las comisiones legislativas más importantes para el gobierno y para quienes aspiran a sucederlo en el mando.
Los renovados bríos de la Comisión de Hacendarios para impulsar la aprobación de impuestos se complementarían bien con una Comisión de Control de Ingreso y Gasto menos contestataria y activa. Solís no se ha reservado el pronóstico. Su salida del grupo legislativo, junto con la legisladora Epsy Campbell, responde a un deseo del gobierno de “convertir la comisión de control en la del perdón”, declaró a este diario.
Bajo la presidencia del diputado Mario Redondo, la comisión integrada por Solís y Campbell se había convertido en una piedra en el zapato. La exigencia de cuentas sobre temas tan variados como la fracasada compra de edificios para los ministerios de Hacienda y Obras Públicas y Transportes, así como la construcción del camino entre la carretera a Limón y la terminal de contenedores de Moín, impidió la ejecución de negocios cuestionables y puso en evidencia aspectos relevantes del quehacer gubernamental. Llama la atención el replanteamiento de esas dos comisiones por un presidente legislativo supuestamente imbuido de las ideas de la alianza opositora.