El presidente, Luis Guillermo Solís, celebró la alianza de su partido con el Frente Amplio y la agenda común que la hizo posible. Se trata, fundamentalmente, de un bloque dedicado a impedir la racionalización del gasto público, con lo cual el mandatario asegura el empate existente en la Asamblea Legislativa, donde la oposición pide medidas de austeridad como requisito para tramitar los nuevos impuestos. Pero la celebración fue prematura, porque nadie se molestó en informar al mandatario del acuerdo para mantener en un 13% la tasa del impuesto al valor agregado (IVA). Ese elemento de la agenda común del PAC y el Frente Amplio choca frontalmente con las pretensiones del gobierno, que plantea un IVA del 15% a la vuelta de dos años.
Ahora, el presidente no se siente comprometido por el acuerdo entre las fracciones, pese a haberlo elogiado. En realidad no lo conocía, según sus declaraciones y las de la jefa de fracción gobiernista, Laura Garro. Más bien, dice la diputada, no había pacto, sino una declaración de intenciones para sentarse a conversar.
En otras palabras y según las versiones posteriores, el PAC y el FA se pusieron de acuerdo en los proyectos sobre los cuales tienen intención de conversar, solo conversar, y con eso aseguraron la conformación de un bloque legislativo que votó por la diputada Emilia Molina para presidenta del Congreso. Entonces, ¿cuál agenda elogió el mandatario?
La diputada Garro dice haber fallado cuando pactó la tasa del IVA a espaldas de la Casa Presidencial, pero más sorprendente es la buena disposición del Frente Amplio a aceptar la inexistencia del acuerdo y la explicación de que no pasa de un inventario de proyectos sobre los cuales las dos bancadas piensan hablar.
Nada de lo escrito en el pacto pasa de ser una intención de dialogar, pero de todas maneras la jefa de la fracción oficialista reconoce haber fallado al incorporar el tema del IVA a la lista sin consulta previa con la Presidencia. Rendirá cuentas al mandatario con “humildad” y “honestidad”, según dijo, y le reiterará su lealtad al gobierno. Todo por una lista de asuntos donde “nada está escrito en piedra”.
La impresión subsistente es otra. Los acuerdos tenían el propósito de servir de agenda para la acción legislativa del bloque y el presidente los elogió sin saber que entre ellos estaba la limitación de la tasa del IVA. Cuando ese elemento del convenio se reveló, la administración no tardó en protestar y la fracción del PAC no tuvo más remedio que dar marcha atrás y explicar el traspié adjudicándole al convenio un carácter de mera lista de temas por discutir. El Frente Amplio hizo la cortesía de aceptar esa explicación y no exigir el cumplimiento, lo cual demuestra la cercanía alcanzada por las dos fracciones.
La mayoría de las 28 iniciativas de ley incorporadas a la lista son del Frente Amplio. Otras vienen de legislaturas anteriores y han sido de particular interés de ese partido. Solo dos proyectos salieron del despacho de un diputado del PAC, Víctor Morales Zapata. Se trata de la Ley Marco de la Economía Social Solidaria y una reforma al Banco Popular. Hay tres proyectos del gobierno: la ley contra el fraude fiscal, la reforma del impuesto sobre la renta y la creación del IVA, pero este último aparece con la citada variación del porcentaje, según lo viene pretendiendo el FA.
El pacto del primero de mayo se asemeja mucho al suscrito en el teatro Melico Salazar por diputados del PAC, FA y grupos sindicales. Aquella agenda también conducía a un callejón sin salida en materia fiscal porque descartaba la posibilidad de recortar el gasto público, como lo exige la oposición para tramitar nuevos impuestos. La Casa Presidencial también corrió a declararse desconocedora de las negociaciones previas a la firma del documento. En ambos casos, su liderazgo queda en entredicho.