El gobierno confiesa que no es necesario aumentar impuestos en un solo céntimo, aunque no es cierto. El país debe incrementar la carga tributaria, pero el presidente de la República y el ministro de Hacienda insisten en difundir un estudio a cuyo tenor el incumplimiento fiscal asciende a un 8% del producto interno bruto. Si la cifra es precisa, basta con cobrar sin contemplaciones para generar cuatro veces más ingresos que los pretendidos con el paquete fiscal, un mísero 2% del PIB o algo más. El 8% que Hacienda deja de cobrar, si el estudio fuera exacto, cerraría de un plumazo el déficit fiscal y sobraría dinero para amortizar deuda.
El estudio puede ser un buen argumento, aunque falso, para impulsar las normas destinadas a combatir el fraude fiscal. Ese es un esfuerzo necesario que, por fortuna, avanza en el Congreso. Pero el mito del 8% del PIB es veneno para los proyectos planteados con intenciones de aumentar la carga tributaria, también indispensables para sacar al país adelante.
La tentación es decirle a Hacienda que haga bien su trabajo y punto. Un ministerio incapaz de cobrar el equivalente a un 8% del PIB tampoco podrá cobrar eficazmente el 2% adicional contemplado en el paquete tributario. Recaudará una parte, la correspondiente a quienes de todas formas pagan, y el resto engrosará el 8% evadido para llegar a una cifra todavía más alarmante.
Pero la verdad es que Hacienda no cobra ese 8% porque no existe. La evasión es un fenómeno indiscutible, pero no en esas proporciones. En primer lugar –advierte el exministro Édgar Ayales, en cuya administración se elaboró el estudio– el cálculo se basa en una recaudación potencial que bien podría estar sobreestimada. Por otra parte, el documento mezcla la evasión con la elusión y las confunde en un solo dato.
La evasión es un ilícito cometido para no pagar impuestos. La elusión es el empleo de vías legales para reducir el monto por pagar. La primera puede ser perseguida por los medios previstos en la ley y con los instrumentos adicionales contemplados en los proyectos contra el fraude fiscal cuya aprobación está próxima en la Asamblea Legislativa. La elusión no puede ser cobrada porque es conforme con la ley.
Es posible cambiar la ley para disminuir la elusión, pero mientras eso no ocurra, imaginarla como una especie de crédito a favor del Estado es un engañabobos. Nadie debe un céntimo por elusión. Así se esfuma la mayor parte del 8% del PIB resultante del estudio. El resto es evasión y esa sí debe ser perseguida, pero no es justo pedirle a Hacienda la recolección del 100%. Hay parámetros internacionales de recaudación eficiente y ninguno pone la evasión en cero. Chile, el mejor de América Latina en materia de recaudación, estima la evasión del impuesto al valor agregado en poco más del 22%. De esta forma desaparece otra parte del famoso 8%. No debería haber evasión, pero es imposible evitarla del todo y un gobierno responsable no debe hacer números basados en la recaudación del 100%.
Ayales no hizo público el estudio porque dudó de sus bases científicas y entendió su potencial distorsionante de la discusión nacional sobre el paquete de impuestos planteado por la presidenta Laura Chinchilla. El actual gobierno no lo entendió y más bien insiste en que le invitemos a hacer bien su trabajo, cobrar ese 8% del PIB y así resolver en definitiva el problema fiscal sin aumentar impuestos.
Es una salida tan fácil como la de quienes se oponen a aumentar la carga tributaria con el argumento de que, en todo caso, el dinero se lo roban o lo desperdician. Pero la discusión responsable no puede partir de ahí, como tampoco de mariposas en el aire. Hay que hablar en serio de aumentar impuestos y recortar el gasto. No hay otra salida.