Es injusto acusar de pasividad a la Caja Costarricense de Seguro Social en cuanto toca a la adopción del expediente electrónico, dice la subgerente de Tecnología de la Información, Laura Morales, en un artículo del 10 de octubre, donde lamenta nuestra adopción de las conclusiones críticas contenidas en el informe de la comisión de expertos encargada de estudiar la situación de la CCSS.
La funcionaria cita diversas acciones y lamenta la incomprensión de quienes desconocen el volumen y complejidad de los procesos internos de la Caja y creen en la disponibilidad de recursos económicos ilimitados. No hay motivo para dudar de la buena fe de los funcionarios encargados de desarrollar el proyecto y muchos habrán hecho legítimos esfuerzos en busca de ese fin, pero la realidad es el transcurso de trece años desde la formulación de una idea tan importante, cuyos beneficios están por verse en un futuro todavía indefinido.
Por lo pronto, la Caja ofrece un estreno parcial que constituye un avance bienvenido, pero no resta la razón a quienes reclaman por la tardanza. El plan piloto comenzará a funcionar en noviembre, en el hospital y otros centros de salud de Puntarenas, pero la Caja carece de los $150 millones necesarios para extenderlo a todo el país.
El expediente electrónico permitirá sistematizar la información recabada durante la atención de pacientes para ponerla a disposición inmediata de cualquier centro de salud en el país. Tan fácil acceso al expediente de cada asegurado tiene obvias consecuencias benéficas para la salud pública. Los médicos podrán revisar, mediante Internet, al historial clínico de sus pacientes, estarán en capacidad de añadir anotaciones, tramitar citas en otros centros de salud y pedir los fármacos necesarios en cada caso.
La comisión de expertos encargada de estudiar la situación de la Caja también destacó la utilidad del mecanismo para mejorar el control sobre los procesos y la labor del personal de la institución. Por eso solicitó “declarar el expediente electrónico una prioridad institucional, con plazo perentorio para su implementación a nivel nacional y en los tres niveles de atención”.
El expediente electrónico, dice la comisión, permite conocer la atención brindada a cada asegurado y a partir de esa información es posible saber “'si responde a criterios de equidad, calidad y oportunidad, por ejemplo, a partir de la comparación entre procedimientos llevados a cabo a distintas personas con los mismos padecimientos. También sería posible identificar y comparar el desempeño de los profesionales que prestan los servicios de salud a la población”.
Además, explica la comisión en su informe, la consolidación de los datos de cada asegurado permite evitar duplicaciones, especialmente de exámenes y recetas, y mejorar los procedimientos de referencia y contra referencia entre los diversos niveles de atención.
“Por todas estas razones, el que la Caja no cuente aún con este instrumento raya en lo inadmisible y debe corregirse sin dilaciones y partiendo de los desarrollos existentes' Dada la lentitud con que se ha avanzado en este tema, la recomendación es que no quede circunscrito a la CCSS. Debe existir un compromiso público con los asegurados sobre las fechas en que se pondrán a su disposición los diferentes componentes del sistema. Se debe incorporar como asesores a actores nacionales solventes en materia de sistema de información, así como contar con una adecuada fiscalización de las contrataciones requeridas”.
Esa última recomendación, crítica del prolongado atraso y partidaria de incorporar a otros expertos al proceso, puede sonar severa, pero incorpora el sentido de urgencia hasta ahora escaso en la institución. Por eso hicimos eco de él, como nos lo recuerda la subgerente de Tecnología de la Información en su artículo de comentario.