El 4 de octubre, Luis Antonio Sobrado, presidente del Tribunal Supremo de Elecciones (TSE), aprovechó la convocatoria a las urnas para dirigirse a los votantes y hacerles una advertencia similar a las que resuenan en Estados Unidos y Europa: las nuevas tecnologías ofrecen grandes oportunidades para la manipulación, la mentira y la distorsión de los procesos políticos. Semejantes maniobras han tenido impacto en países desarrollados, no hay motivo para temerlos menos en sociedades como la nuestra.
“Antes de votar, busquen información de calidad sobre los aspirantes, sus ideas y trayectorias. Pónganse en guardia frente a rumores y anónimos, con una actitud crítica a la hora de consumir información. Frente a cualquier afirmación, positiva o negativa, vean si está respaldada, la credibilidad de quien la dice y con qué pruebas lo hace”, dijo el presidente del TSE.
Apenas habían pasado 24 horas desde la convocatoria a elecciones cuando la Internet y sus redes sociales se llenaron de noticias falsas relacionadas con la tragedia causada por la tormenta tropical Nate. Se informó de cocodrilos en las calles de los pueblos próximos a su hábitat, edificios a punto de derrumbarse y la suspensión del partido entre Costa Rica y Honduras horas antes de tomada la decisión.
Esas tres informaciones falsas sirven para ilustrar otras tantas técnicas del engaño. En el caso de los cocodrilos, el mayor peligro reside en el fragmento de verdad contenido por la noticia. Efectivamente, el Ministerio de Ambiente y Energía advirtió del posible desplazamiento de los reptiles al impulso de los ríos desbordados. Los expertos llamaban a no hacerles daño y vaticinaban su pronto retorno al hábitat natural cuando se replegaran las aguas.
Ese comunicado bastó para construir la falsa noticia sobre cocodrilos que deambulaban por las calles nacionales. Para acreditar la veracidad de las notas difundidas por Internet, sus autores incluyeron “pruebas” gráficas, tomadas de publicaciones extranjeras, en particular mexicanas, que habían informado de curiosos incidentes con cocodrilos.
Bastó sacar las fotos de contexto, no fue necesario alterarlas, como parece haber sucedido con la “noticia” de un edificio a punto de deslizarse por un barranco. Una vez más, la presencia de elementos gráficos reforzó la credibilidad concedida a la palabra escrita y muchos costarricenses quedaron convencidos de la tragedia a punto de ocurrir. Los únicos damnificados fueron los desarrolladores del edificio, perfectamente bien cimentado.
En el caso del partido contra Honduras, la decisión de suspenderlo se produjo en la tarde, cuando el Ministerio de Seguridad Pública reiteró la imposibilidad de atender la emergencia nacional y, al mismo tiempo, brindar seguridad en el estadio. Sin embargo, la información “definitiva” circuló en horas de la mañana. Era falsa, pero plausible dadas las condiciones climáticas.
En este caso, la falsa información no requirió de respaldo gráfico descontextualizado o adulterado. Bastó la tendencia humana a presumir relaciones y consecuencias a partir de la experiencia inmediata. La falsa noticia venía envuelta en una lógica tan poderosa que, al concluir la tarde del jueves, se hizo realidad.
La relación entre la advertencia del presidente del TSE y las falsas noticias difundidas al día siguiente en relación con la emergencia climática es evidente. Las pasiones políticas son una motivación incomparablemente mayor y en la justa electoral hay importantes intereses en juego. Si una tormenta tropical puede desatar un diluvio de falsedades, todos debemos estar alerta ante lo que podría suceder en el proceso electoral.