Pese a innegables dificultades, Costa Rica destaca por sus esfuerzos a favor de los derechos laborales y humanos de los migrantes
Datos divulgados por la ministra de Trabajo desmienten nociones erróneas, demasiado extendidas y dañinas
Sandra Piszk, ministra de Trabajo y Seguridad Social, reconoció ante expertos de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) el aporte de los inmigrantes al desarrollo costarricense. Lo hizo con base en estadísticas del Banco Central, la última encuesta de hogares y el “Informe sobre migración e integración en Costa Rica” correspondiente al 2011. El reconocimiento así fundamentado es de suma importancia. Costa Rica es un país generoso con quienes tocan a sus puertas en busca de mejorar sus condiciones de vida, pero nuestra sociedad no está exenta de prejuicios.
Los datos divulgados por la ministra desmienten nociones erróneas, demasiado extendidas y dañinas. Para comenzar, la población de inmigrantes, con 489.200 personas, equivale a un 10,5% del total y, si bien los nicaraguenses constituyen alrededor del 80% de esa cifra, no existe el pregonado medio millón de inmigrantes de ese país.
Al presentar el informe sobre migración e integración, Kattia Rodríguez, directora de Migración y Extranjería, señaló que las condiciones de la población extranjera cambiaron dramáticamente, y en la actualidad la mayoría está documentada y cotiza para la Caja Costarricense de Seguro Social. El porcentaje que no lo hace se redujo al 27%, una cifra cuya comparación con el número de costarricenses en situaciones iguales o parecidas podría resultar interesante.
La ministra destacó un aspecto casi ausente del debate nacional sobre las migraciones. Si bien nuestro país recibe inmigrantes extranjeros, otras naciones brindan hospitalidad a los nuestros. En la suma total, cuando se comparan los envíos de remesas, Costa Rica gana. Según estimaciones del Banco Central, 229.190 extranjeros establecidos aquí enviaron $257 millones a sus países de origen en el 2008. Ese año, 184.900 costarricenses mandaron más de $624 millones desde el extranjero. La cifra representó el doble de las exportaciones de café ($305 millones) y casi igualó las ventas totales de banano ($689,7 millones).
La ministra llamó a meditar sobre el papel desempeñado por los migrantes en la economía de los países de acogida, así como en la de sus países de origen. En Costa Rica, señaló, tienen una participación destacada en actividades claves para el desarrollo, tales como la construcción, la agricultura de exportación y los servicios. En los países de destino, afirmó, las mujeres migrantes se insertan en actividades con bajas remuneraciones, tanto en el sector informal como en el servicio doméstico.
Estudios como el elaborado por la Dirección General de Migración y Extranjería contribuyen a conocer mejor la realidad, despejar los prejuicios y diseñar políticas públicas aptas para promover la integración y defender los derechos de los inmigrantes.
En estos aspectos, las autoridades de Trabajo y Migración reconocen las dificultades de la tarea pendiente, pero destacan la importancia del camino recorrido.
“Desde nuestra perspectiva, el ordenamiento de los flujos laborales es factor clave para que la población migrante pueda aprovechar realmente las oportunidades que otras sociedades ofrecen' la incorporación planificada y ordenada garantiza al trabajador migrante más estabilidad laboral, mejor acceso a los servicios de salud, a los beneficios de la seguridad social y, en términos generales, mayor garantía de cumplimiento de sus derechos”, afirmó Piszk.
Pese a innegables dificultades, Costa Rica destaca por sus esfuerzos a favor de los derechos laborales y humanos de los migrantes. Es un compromiso que nos distingue entre las naciones civilizadas. No obstante la ingratitud manifiesta en algunas naciones vecinas por sectores ciegos a las limitaciones propias de un país en desarrollo, los costarricenses podemos estar orgullosos de los resultados. Falta mucho por hacer, pero es difícil negar que nuestra nación ha sabido acoger al extranjero.