Dieciséis alcaldes de la Gran Área Metropolitana se reunieron en un congreso convocado para encontrar soluciones a urgentes problemas de la región. Las dificultades, como es evidente, son comunes. En la mayor parte de la mancha urbana, es difícil localizar las fronteras cantonales. El impacto de la raya divisoria sobre los problemas y sus soluciones es totalmente insignificante.
En ocasiones, la demarcación territorial y la falta de coordinación han entorpecido la corrección de deficiencias. Un ejemplo risible se dio entre Montes de Oca y San José cuando los celos mutuos impidieron, por meses, reparar un hueco que estorbaba el tránsito por la calle entre la rotonda de la Bandera y el Banco Hipotecario de la Vivienda. Montes de Oca señaló a San José que la zona del hueco constituía “una responsabilidad política y administrativa de esta Alcaldía” y le recordó que las municipalidades pueden celebrar convenios para prestar servicios y ejecutar obras de interés común. Mientras se solucionaba el conflicto, la calle seguía intransitable.
También existió la posibilidad de erigir un muro para que los festejos populares josefinos no fueran perturbados por Curridabat. Las fiestas tradicionales de fin de año desbordaban el territorio del cantón central y eso creaba roces entre las dos municipalidades vecinas.
Los ejemplos indican hasta donde pueden llegar los celos burocráticos a la hora de paralizar soluciones y crear conflictos. Por eso debemos celebrar la noticia del congreso de municipalidades convocado con la sana intención de discutir los problemas comunes y encontrar soluciones conjuntas.
En algunos casos, dos o más concejos podrán ponerse de acuerdo para responder a una necesidad específica de sus comunidades. En otros, todos los cantones deberán unirse frente al gobierno o una de sus instituciones con el fin de llamar la atención sobre problemas comunes, ajenos a la jurisdicción municipal, pero importantes para la calidad de vida de los vecinos.
La planificación urbana y el ordenamiento territorial, las políticas de vivienda, la gestión de residuos y el manejo ambiental son temas de una escala que trasciende los límites de los cantones individualmente considerados. Entre los concejos existen, además, grandes diferencias de recursos técnicos y financieros. Dada su proximidad, las deficiencias de uno necesariamente repercutirán sobre el bienestar de los demás.
Para un habitante de Moravia, la buena gestión del territorio en su cantón tendrá escasa importancia si las políticas de Tibás o Goicoechea son deficientes, y viceversa. La coordinación y uniformidad de políticas es indispensable. Habría sido demasiado ambicioso plantear el logro de esos objetivos como parámetro del éxito de la reunión, pero fue un buen punto de partida.
Hay una rica agenda para desarrollar en los meses y años venideros. Ese es el caso del ordenamiento del transporte público, uno de los temas tratados por los alcaldes, quienes pedirán al Ministerio de Obras Públicas y Transportes explicaciones sobre los planes de sectorización y las fechas previstas para su ejecución. Los gobiernos locales reconocen que la movilidad urbana es uno de sus principales retos, por lo cual también acordaron insistir sobre los proyectos de ferrocarril y tranvía.
El documento final de la reunión constituye el compromiso de dar seguimiento a los acuerdos del congreso y las medidas concretas convenidas entre gobiernos locales pero, también, debe ser un compromiso con la continuidad del diálogo, la cooperación y la coordinación.