Columnistas

Un olvido

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Es normal que todo ser humano, no importa cuáles sean sus creencias, sus gustos o su ideología, desee para su patria aprecio universal y fama creciente. Por eso no nos sorprendió la discusión entre varios compatriotas, uno de los cuales se mostraba dolido porque la República de Costa Rica, albergue físico y jurídico del pueblo católico más feliz del mundo, nunca ha sido bendecida por el Santo Padre con la elevación al rango cardenalicio de un sacerdote nacido en nuestro territorio. Si bien su observación no ocultaba propósitos reivindicativos ni de irritada protesta, dentro de la categoría que solemos llamar equidad lo señalado por él está cerca de parecer injusto.








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