T res mujeres que no podían ser más diferentes entre sí han sido ejemplares protagonistas por poderosos discursos expresados en las últimas semanas: Meryl Streep, Madonna y Michelle Obama.
Considerada como una de las mejores actrices de todos los tiempos, Streep ha sido nominada 19 veces al Óscar, pertenece a ese selecto grupo que lo ha ganado tres veces, y en los Globos de Oro cuenta con 30 nominaciones y 8 galardones, razones que le valieron este año para recibir el Globo de Oro honorífico por su carrera.
Una emocionada Streep reivindicó la diversidad de los Estados Unidos utilizando a Hollywood como un vívido referente. Sagaz, satírica, preocupada, criticó a Trump sin mencionarlo: “La falta de respeto incita a más falta de respeto. La violencia a más violencia. Cuando los poderosos usan su posición para abusar de otros todos perdemos”, dijo.
Polémica desde siempre, Madonna fue galardonada por la revista Billboard como Mujer del Año 2016, oportunidad que aprovechó para compartir sus difíciles experiencias, que no la doblegaron para seguir siendo la estrella musical que es pese a haber sido víctima de violación y del cruel sexismo que aún persiste en Hollywood.
Entre sus recomendaciones a las mujeres, apuntó: “En la vida no hay más seguridad que que creer en una misma” y “las mujeres debemos apreciar nuestra propia valía y la de otras mujeres. Alíense con mujeres fuertes, aprendan y colaboren unas con otras e inspírense mutuamente”.
Michelle Obama, primera dama de los Estados Unidos, en su último discurso oficial mandó un poderoso e inspirador mensaje a los jóvenes que traduzco con alguna libertad para no perder la fuerza de sus palabras: “Quiero hacerles saber a los jóvenes que ustedes son importantes. No tengan miedo, concéntrense, sean determinados, tengan esperanza, empodérense. Empodérense con una buena educación. Luego, salgan al mundo y usen esa educación para construir un país digno de la promesa sin límites que ustedes representan. Lideren a través del ejemplo y con esperanza, nunca teman”.
Tres mujeres ejemplares que por su trayectoria no se inmutan ni doblegan, y que generosamente comparten su sapiencia y experiencia para inspirarnos a enfrentar y no temer los retos por delante en un mundo en que todos y cada uno, enriquecidos por nuestra diversidad, tenemos mucho que aportar.