La solución al problema fiscal puede mirarse desde distintos ángulos. Algunos la ven más por el lado del aumento de los impuestos, mientras otros insisten en que viene por el lado del gasto.
Los diputados de la alianza de oposición, que forman mayoría, le han dicho al gobierno que no aprobarán nuevos impuestos si este no hace un mayor esfuerzo para controlar el gasto. Las cámaras empresariales apoyan esta tesis, e insisten en incluir las reformas a la ley de empleo público.
Los funcionarios públicos, por su parte, se oponen férreamente a toda reforma al esquema de pluses actual. La campaña publicitaria de la APSE es un claro ejemplo de ello.
Dentro del mismo partido de gobierno, hay visiones diferentes. Ottón Solis, fundador del PAC, se posiciona del lado de controlar fuertemente los gastos. Hace un par de semanas, criticó el presupuesto presentado por el gobierno de su partido. “Cuando uno ve esa vocación de despilfarro (...) entonces me pregunto si yo no estoy equivocado y aquí no hacen falta nuevos impuestos”, dijo.
Más recientemente, tildó al gobierno de estar robándole al pueblo por gastar dinero en anunciar obras. Buena parte de la población comparte el criterio de don Ottón.
Por otra parte, el gobierno del presidente Solís concentra su estrategia para solucionar el déficit fiscal en el aumento de la carga tributaria. Ha presentado varios proyectos para mejorar la eficiencia en la recaudación, y otros que crean nuevos tributos. También ha intensificado la fiscalización del pago de impuestos mediante medidas administrativas.
En estos momentos, está enfocado en la lucha contra los evasores. El presidente Solís dijo esta semana que “quien no paga impuestos le roba a la gente”. Sin embargo, justificó a algunos evasores, al decir que no son ladrones “los que no pagan impuestos porque no tienen ingresos”.
Con eso, el mandatario deja la puerta abierta para que más gente se acoja a la excusa de que no le alcanza la plata para no pagar impuestos. Que sean otros los que paguen.
El gobierno debe seguir en su lucha contra los evasores. Pero contra todos, grandes, medianos y pequeños; formales, informales y contrabandistas. También debe escuchar a Ottón Solis y a la oposición, y mejorar concienzudamente la calidad del gasto.
Pero no puede olvidar la otra vertiente de solución del déficit: más crecimiento económico. Si el gobierno se enfocara, con verdadero ahínco, en mejorar las condiciones que permitan más inversión y producción en el país, otro gallo cantaría.
Luis Mesalles obtuvo su doctorado y maestría de Economía en The Ohio State University y su bachillerato en Economía en la Universidad de Costa Rica. Actualmente, es socio consultor de Ecoanálisis y gerente de La Yema Dorada. Participa en varias juntas directivas. Anteriormente, fue vicepresidente de la Junta Directiva del Banco Central de Costa Rica, presidente de Academia de Centroamérica, profesor en la Universidad de Costa Rica y en la Universidad Stvdium Generale.