Debido a los bajos resultados de las elecciones de setiembre y la dificultad para conformar una coalición de mayoría, se especula si estaremos entrando en la era pos-Merkel. Por el bien de Alemania, la Unión Europea y el mundo, espero que no sea así.
Durante sus 12 años como canciller, Ángela Merkel ha sido fundamental no solo en la conducción de Alemania, al lidiar exitosamente contra los efectos de la crisis del 2008, sino también, al ser este país el motor económico de la Unión Europea, ha desempeñado un papel protagónico en su redefinición y fortalecimiento.
Merkel ha sido clave en el G-8–1 (Rusia), el G-20 y en la toma de decisiones en materias importantes como las sanciones impuestas a Corea del Norte por su programa nuclear y balístico y a Rusia por su anexión ilegítima de Crimea, entre otros.
Pese a su estatura de carácter global, que se hace más necesaria ante el brexit y las posiciones de Trump, el ejercicio del poder de 12 años junto con decisiones controversiales, como el aceptar a un millón de refugiados en el 2015-16, le ha debilitado su caudal político, lo cual se reflejó en las urnas con un respaldo del 32,9 %; el más bajo de su partido desde 1949.
Luego de ocho semanas de negociaciones infructuosas, por la salida de los liberales de la coalición llamada “Jamaica” por los colores de sus integrantes, a inicios de esta semana, Merkel ha mencionado su preferencia a nuevas elecciones antes de un gobierno de minoría, ¿una estrategia o el inicio del fin?
Las nuevas elecciones, respaldadas por un 45 % de la población, tiene sus riesgos, como la amenaza de que la extrema derecha, que obtuvo un millón de votos y 94 diputados con una irresponsable retórica, pueda aumentar.
Lo positivo, ya hay llamados a la sensatez en lo interno de las fuerzas socialdemócratas para volver a conformar la “Gran Coalición” dentro del mismo CDU/CSU, a los liberales para que retornen a la mesa y, quizás el más importante llamado, es el del presidente federal Frank-Walter Steinmeier para que los partidos sean creativos y busquen una solución que evite nuevas elecciones.
Por Alemania, la UE y el mundo, esperamos que la sensatez y el sentido de responsabilidad primen, pues Merkel es garantía de estabilidad, seguridad y clara visión en momentos de efervescencia y desafíos que demandan urgentes respuestas.