Columnistas

Rumbo al olvido

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¿Cuánto sabemos de Anote Tong? Muy poco: no pertenece al jet set de Albania, no forma parte de una banda inglesa de música rock , no es actor de películas porno, no ha estado a punto de ser contratado para jugar con el Barcelona, ni siquiera es una mediana estrella de la Ópera de París, o un integrante prestigioso de la mafia rusa, o un honrado político italiano acosado por una feroz jauría de fiscales y jueces, o un lanzador búlgaro de jabalina suspendido por doparse. Y, como tampoco es dirigente de primera línea de Al Qaeda, su anonimato es absoluto y, de acuerdo con los cánones éticos y estéticos vigentes, para él no hay espacio en la eternidad. ¿Por qué, entonces, dedicarle esta columna?








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