¡Qué golazos ha dejado este campeonato de futbol! Pocos se dieron cuenta de las "anotaciones" por estar enfrascados en polémicas sobre aquella tarjeta amarilla, la mala jugada de fulanito o la buenísima de menganito. Pusieron la mirada en unos deportistas, sin saber que la mejor "chilena" la hizo el Gobierno.
En plena final, con la algarabía por los partidos del Saprissa y la Liga, se anunció el aumento del 30 por ciento en el precio de la gasolina y los cambios en la cobertura de pólizas del Instituto Nacional de Seguros (INS).
El próximo lunes, cuando haya campeón nacional de futbol, ya será muy tarde para que algún gremio proteste y patalee. Las resoluciones estarán en pleno proceso y quizás ni la poderosa Sala Cuarta podrá frenarlas.
Una vez más, de nuestros bolsillos, nos obligarán a pagar un producto (la gasolina) y un servicio (los seguros) que no cuestan lo que valen. El combustible porque no hay garantía de su calidad y las pólizas porque cada vez valen más y cubren menos.
La somnolencia en que estamos nos impide abrir los ojos y mirar hacia otras naciones en que el monopolio estatal sobre los combustibles o los seguros fue roto, para dar paso a opciones más eficientes y de utilidad para los consumidores.
Con la gasolina, nos venden la idea de que aquí tenemos la tarifa más baja de la zona; con las pólizas se mercadea una campaña contra la corrupción. Ni una ni otra convencen pues lo cierto es que habrá que desembolsar más para seguir en lo mismo; es decir, para financiar toda la estructura de burocracia que se ahoga en la ineficiencia y la pereza de servir.
Este es el costo de una final de futbol. La misma final del año pasado, los mismos protagonistas, pero con "goles" diferentes.