Un fantasma recorre Latinoamérica: el de la corrupción. Los megaescándalos relacionados con los monopolios petroleros y los bancos estatales en Brasil y Venezuela han sido los platillos selectos en las crónicas sobre la arremetida delincuencial.
Nuestra región, desde luego, no posee la exclusividad de la corruptela, ni tampoco es el sector público su único dominio. En Estados Unidos y Europa con frecuencia irrumpen en los medios noticiosos los crímenes perpetrados desde los órganos rectores de la banca, compañías financieras y bolsas de valores privadas. También hay corrupción endémica en Rusia y China, donde a menudo los delitos resultan ser vendettas políticas disfrazadas.
De vuelta en Sudamérica, las inmensas corporaciones petroleras del Estado y sus brazos financieros, con Brasil y Venezuela a la cabeza, llenan los titulares de prensa y las penas de la ciudadanía. Petrobras y PDVSA están en el caldero y los detalles de este hartazgo conforman lecciones históricas para la actual y las futuras generaciones.
Los hilos de Petrobras, a lo largo de obras de construcción, exploración y desarrollo comercial, también han embarrado la reputación de jefes de Estado y políticos de ayer y hoy. Hasta el popularísimo Lula y su heredera, Dilma Rousseff, se encuentran en el bracero. Ella, en particular, está al borde de un juicio político que será recordado por generaciones.
Las planillas de exgenerales, funcionarios de alta corte y ciudadanos prominentes engalanan las listas de beneficiarios de la laxitud estatal. Coimas, propinas y obsequios costosos llenan los preámbulos de estas memorias. ¿Qué pensarán los empleados honestos o los habitantes de las favelas? ¿Cómo responderán los indiciados de estos monumentos delincuenciales?
Brasil, al menos, tiene el consuelo de soleadas playas y bellezas sin par. Otra, muy diferente, es la imagen de la exprimida Venezuela, presa del chavismo y el despojo de los genios castristas que dictan el destino cotidiano de la sufrida ciudadanía.
Hay incontables relatos que contrastan los panoramas del ayer y el hoy. Reveladora de lo que ocurre en Venezuela es la investigación emprendida por fiscales estadounidenses concerniente a la responsabilidad que puedan cargar un número de venezolanos ahora radicados en Norteamérica. Se trata de una indagación que concierne también a empresas y bancos europeos y latinoamericanos con actividades en ese país.
Por ahora se conocen solo algunos aspectos de la labor de las autoridades. El desarrollo de esta historia ha sido detallado en importantes medios internacionales. Sin duda, su curso será de inmenso interés para todos los latinoamericanos.
(*) Jaime Daremblum es abogado y politólogo. Es director de estudios latinoamericanos del Hudson Institute y tiene un Ph.D. de Tufts University, Flectcher School. Fue embajador de Costa Rica en Washington y analista del Fondo Monetario Internacional.