Empieza un nuevo año, pero no por eso todo cambia. Más bien, como decíamos la semana pasada, todo sigue igual.
Los retos económicos del 2018 siguen siendo los mismos de los últimos años: cómo resolver el problema fiscal y cómo crear más empleos. Eso sí, con la variante de que este año hay cambio de gobierno.
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La urgencia de resolver el problema fiscal es cada vez más imperante. Desde hace rato los economistas venimos diciendo que ya viene el lobo, en la forma de crisis, por no haber resuelto el problema fiscal. Pues parece que el lobo está cada vez más cerca. Las tasas de interés locales ya empezaron a subir. En las ultimas colocaciones de deuda, el gobierno ha tenido que pagar un premio adicional para captar suficiente dinero para pagar sus obligaciones.
Las consecuencias del déficit también se empiezan a sentir por la vía de más volatilidad en el tipo de cambio (recordemos el susto de mayo), el repunte de la inflación y el menor crecimiento de la producción y del consumo.
Por el lado del desempleo, si bien ha bajado ligeramente, sigue siendo muy alto. Además, el número de gente que tiene trabajo crece muy poco. Existe un problema en el mercado laboral que impide la creación de suficientes trabajos de calidad, lo cual desalienta a algunos a participar de la fuerza laboral. Es gente que, por no conseguir un puesto, deja de buscarlo.
La solución a ambos problemas, el fiscal y el del empleo, debería ser la prioridad número uno de quien ocupe la Casa Presidencial a partir de mayo. En ambos casos, un componente fundamental de la solución, aunque no único, pasa por generar más crecimiento económico. Si las condiciones son adecuadas para que se produzca más, las empresas (grandes y pequeñas) podrán contratar más gente. Entre más gente esté trabajando, más dinero habrá para gastar. Conforme crezca el gasto de las personas, la producción y la recaudación de impuestos del gobierno aumentarán también. Con un menor déficit, las tasas de interés podrán bajar y, con ello, animar a que se invierta más. A mayor inversión, mayor crecimiento de la producción. Y va de nuevo…
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Así, la solución a los dos principales retos económicos del país depende, en buena medida, de si el gobernante que elijamos este año logra, o no, iniciar ese círculo virtuoso a partir de políticas que fomenten un mayor crecimiento de la economía.
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El autor es economista.