El tipo de cambio sigue dando que hablar. Tras varias semanas de subidas continuas, esta semana, y en un mismo día, bajó y después volvió a subir. Esas fluctuaciones están generando mucha zozobra entre la gente. A unas personas les preocupa que el tipo de cambio esté demasiado bajo, mientras que a otras les inquieta que esté demasiado alto. Cuando el tipo de cambio iba hacia abajo, los exportadores se quejaban por la pérdida de competitividad. Pocos hablaban del beneficio que generaba la revaluación sobre una inflación más baja. Cuando el tipo de cambio se fue para arriba, surgieron las quejas de importadores por el alza en los costos. De ahí aparecieron los preocupados por el alza en los precios de casi todo. Pero los más tensos ahora son los que tienen créditos en dólares y los bancos que les prestaron.
Ahora surge otro problema: estamos todos demasiado preocupados con el tipo de cambio. Es cierto que este es un precio muy importante. Pero parece que solo de eso se habla. Nos olvidamos de que hay muchos otros factores que, en conjunto, son más importantes para la economía que el tipo de cambio.
Por ejemplo, la noticia de la baja en el desempleo, por segundo trimestre consecutivo, es una buena noticia que no debería pasar inadvertida, sobre todo al considerar que se da en un momento en que el tipo de cambio estaba en un nivel considerado por muchos como muy bajo y anticompetitivo.
El titular en la portada de este periódico, el pasado lunes, decía: “Apuros financieros de Recope presionan alza en combustibles”. Una noticia de gran impacto para la competitividad del país. El hecho de que Recope sea un monopolio, combinado con la modalidad de fijación de precios aplicada por la Aresep, nos condena a pagar por los errores de esa institución. Ya sea por el cobro del impuesto al que hace alusión la noticia, o porque se pagan caras las importaciones, o porque se compran caros los dólares que se necesitan para pagar las importaciones, los consumidores recibimos un alza automática en los precios.
Encima, y como apunta una noticia de ayer en este periódico, los incentivos agregados a los salarios del sector público se han convertido en otro lastre para nuestra economía. Los altos salarios de los empleados públicos terminamos pagándolos todos, ya sea por la vía de más impuestos o de mayores precios de servicios públicos.
Así que, mientras sigamos distraídos con los movimientos del tipo de cambio, sin ponerle atención a todo lo demás que sucede alrededor, seguiremos condenados a no mejorar. La generación de empleos de calidad está muy relacionada con el grado de competitividad y productividad del país. Y estas dos dependen de factores que van más allá de lo que suceda con el tipo de cambio.