Los fuertes aumentos que se han dado este año en las tarifas de electricidad han vuelto a revivir la discusión en el país. Claramente, este es un tema muy sensible. Por un lado, el ICE, como principal operador, ha cumplido un rol muy importante en el desarrollo económico y social de Costa Rica. Por muchos años tuvimos un costo de energía relativamente bueno, proveniente en su mayoría de recursos renovables. La cobertura eléctrica del país es excelente, incluyendo zonas muy remotas. La calidad de la electricidad es buena, lo cual se refleja en el Índice de Competitividad del Foro Económico Mundial, en el que este aspecto aparece como uno de los más positivos para la competitividad del país.
Por otro lado, el sistema actual muestra grietas. Los operadores, entre los que el ICE es el dominante pero no el único, no han tenido la capacidad de tener a disposición la suficiente cantidad de energías limpias que demanda el país. Al tener que recurrir a la generación con hidrocarburos, ahora la energía sale a un costo mayor y contamina más. Encima, el sistema de fijación de tarifas que usa Aresep permite que los “errores” cometidos por los operadores se trasladen directamente a los consumidores. “Errores” como sobrecostos pagados por las compras, financiamiento a plazos cortos y tasas de interés altas, convenciones colectivas mal negociadas y “lujos” para ciertos funcionarios.
La discusión sobre los posibles caminos de solución toma muchas veces tintes ideológicos, más que técnicos. El espectro va desde los que defienden a ultranza las instituciones actuales hasta los que quieren pasar a un esquema donde públicos y privados compitan. Da la impresión de ser una discusión de extremos, y así quedó reflejado en el titular de una nota del pasado martes en este periódico: “PLN, PUSC y PAC rechazan abrir mercado eléctrico; ML sí lo apoya”.
Pero, en realidad, las posiciones no son necesariamente tan distantes como parecen. De lo que aparece en la nota del martes, más lo que escuché este jueves en un foro de Ecoanálisis con la participación de los candidatos del PUSC, PAC y ML, concluyo que hay muchas coincidencias que pueden permitir llegar a un punto medio. Nadie quiere hacer desaparecer al ICE, pero si están todos claros en que hay que introducir modificaciones para que opere más eficientemente. Todos concuerdan en que los operadores actuales, solitos, no pueden abastecer toda la energía limpia que el país requiere en el futuro. Por eso hay coincidencia en que se debe ampliar el espacio para que generadores privados tengan una mayor participación.
Finalmente, hay consenso en que se debe cambiar la manera en que se fijan las tarifas de servicios públicos en el país. Se deben incorporar elementos de eficiencia. Los consumidores no podemos ser los que sigamos pagando los platos rotos de todo lo que sale mal en las instituciones públicas.