Columnistas

De la lengua

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Es una suerte que la mayoría de nuestros veinte lectores sean muy inteligentes, y los tres restantes, simplemente distraídos. Los primeros nos enseñan cosas nuevas y los segundos nos muestran una consideración, distraída, es cierto, pero tranquilizadora. La semana pasada, la premura nos llevó a usar una expresión derivada de la palabra “pachuco” y cometimos el error de señalar que, para el caso, escribíamos en español tico-mexicano. Un brillante lector hizo mofa de nuestra opinión porque, a su manera de ver, el español tico-mexicano no existe y en eso tiene toda la razón. El cine y la televisión mexicanos no han influido para nada en el habla costarricense: no existe una sola palabra o frase que se haya incorporado al habla “tica” por esa vía. Pedimos perdón por la pifia… claro, no sin antes preguntarnos cuántos días de cada mes nuestro corrector se pasa sin pronunciar una sola vez la expresión “pura vida” que, sabemos, se originó en Barrio México.








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