Faltan muchas sorpresas de cara a las elecciones de noviembre en los Estados Unidos, cuando se definirá quién ocupará la Casa Blanca, los 435 integrantes de la Casa de Representantes y 34 de los 100 senadores. Una de esas sorpresas es si habrá un nuevo balance en la Suprema Corte o no.
Con la inesperada muerte del juez Antonin Scalia, uno de los más férreos conservadores, se expone a la Suprema Corte a un cambio de balance, pues el voto de Scalia ha sido crucial en temas resueltos por un ajustado 5-4.
La Corte la componen nueve jueces elegidos mediante la interacción de dos poderes: la nominación del presidente y la ratificación del Senado. Cambios en su integración son aprovechados como buenas oportunidades para asegurar una visión más conservadora, en el caso de los republicanos, o más liberal, en el caso de los demócratas.
En una sociedad tan divida como la estadounidense, la Corte ha desempeñado un papel fundamental como última instancia en temas críticos. Dos ejemplos recientes: las leyes de reforma de salud (Obamacare) y el matrimonio entre personas del mismo sexo (Obergefell contra Hodges).
Si la sustitución en la Corte es un tema complejo per se, lo es más en un año electoral. Los republicanos tratarán de obstaculizar y posponer la sustitución para el próximo presidente, en tanto Obama no renunciará a su derecho.
Aunque la facultad de nominar está asegurada, no hay garantía de ratificación al no contar los demócratas con mayoría en el Senado. Si el presidente aspira a una ratificación, deberá renunciar a una candidatura percibida como liberal, y optar por una persona aceptable y elegible tanto para los senadores demócratas como los republicanos. ¿Será posible?
Una ratificación es siempre difícil, aun en condiciones políticas óptimas, pero es casi imposible en año electoral, máxime cuando se han fortalecido fuerzas polarizantes como el Tea Party y algunos grupos sindicales. Cada vez es más difícil alcanzar posiciones más moderadas y conciliatorias. Por cierto, una gran pérdida para la democracia estadounidense.
La ausencia de Scalia podría alterar el curso judicial en temas como las reformas migratoria y sanitaria, la acción afirmativa en la Universidad de Texas, el aborto, o la financiación de los sindicatos. Mi lectura es que los republicanos, esperanzados en un regreso a la Casa Blanca, harán lo imposible por postergar este nombramiento y convertirán esta lucha en un tema central de la campaña.
Nuria Marín Raventós es licenciada en Derecho por la Universidad de Costa Rica y máster en Artes Liberales por Harvard University. Es cofundadora y vicepresidenta del grupo empresarial Álvarez y Marín Corporación.