Tras doce meses de estar en el mando, el presidente, José María Figueres Olsen, expresa frustración por no poder gobernar con eficiencia.
Lo atribuye al estado de "ingobernabilidad" en que cayó la nación. Según él, estamos "en un período en el cual la capacidad institucional para gobernar se vuelve cada vez más escasa e insuficiente para enfrentar los retos nacionales con oportunidad y con posibilidades de éxito".
Esta tesis -que planteó ante los diputados el 1º de mayo, en su primer informe de labores- parece ser la principal excusa por no haber satisfecho las expectativas de muchos costarricenses.
Pocos días antes de que Figueres compareciera en la Asamblea Legislativa, el legislador liberacionista Alberto Cañas Escalante ya manejaba públicamente el mismo argumento. "Este país es ingobernable" y por esta razón no se ha podido atacar el déficit fiscal que ocasiona el crítico momento económico, dijo en una entrevista en El Financiero.
Esa coincidencia de mensajes entre Figueres y Cañas no es casualidad. La "ingobernabilidad" es el pretexto que ha tomado la administración para justificarse ante las críticas de ciudadanos y sectores disgustados con lo que se ha hecho durante el último año.
Es cierto que el país tiene las características de un estado ingobernable. La corrupción está encastillada en algunas instituciones y frena el desarrollo. Pero eso no se debe enarbolar como disculpa, por no haber alcanzado los objetivos, y menos para justificar en un futuro, si fuera el caso, el rompimiento del orden constitucional.
El incumplimiento de metas se debe en mucho a la falta de cohesión en el equipo de gobierno, lo que a su vez provoca la ausencia de políticas claras para enrumbar al país hacia el éxito. Otro factor ha sido la soberbia en las relaciones con el opositor Partido Unidad Social Cristiana (PUSC), el cual ha sacado provecho político-electoral de las distorsiones del Poder Ejecutivo.
Es de esperar que don José María corrija errores -con un poquito de introspección- y que dentro de un año presente mayores logros y menos excusas.