Enfoque

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En la pequeña ciudad de Iguala, al sur de México, un alcalde ordenó a la Policía Municipal detener a 43 estudiantes normalistas y luego entregarlos a sicarios del narco. Después de casi un mes, nadie sabe dónde están, aunque se presume que fueron asesinados. En la búsqueda se toparon con una fosa común de casi 30 cadáveres. Creyeron que eran los estudiantes, pero correspondían a otras personas también asesinadas con impunidad, por lo cual la cifra de muertos y desaparecidos solo en este episodio anda en más de 70.








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