El periodista de La Nación, Esteban Oviedo, resaltó varias contradicciones del candidato presidencial José María Villalta en su programa de gobierno. Yo voy a complementar el escrutinio señalando otra que me parece muy profunda y peligrosa.
¿Se pueden aumentar abruptamente los impuestos y, a la vez, desencadenar la producción para generar más empleos? Para ilustrar la contradicción, voy a señalar la metamorfosis que sufrió el presidente socialista francés, François Hollande, al pretender hacer lo mismo. Fue pillado en esa misma contradicción (dilema imposible señalado por Bernanke, cabeza de la FED), al punto de ser considerado ahora un “liberal” en vez de “socialista” por The Economist . Al no poder aumentar la producción ni generar más empleo en 2013, tuvo que desdecirse en su discurso de año nuevo.
Hollande había prometido abortar los planes de austeridad auspiciados por la Merkel, el FMI y el BCE para combatir el desempleo, y propuso aumentar simultáneamente el impuesto sobre la renta (del 45% al 75%) para los ricos. El Consejo de Estado francés se trajo abajo la reforma por confiscatoria, y tuvo que contentarse con gravar a los empleados, no a las empresas. Un año después, se dio cuenta de que el desempleo no bajaba, que las tasas impositivas eran demasiado elevadas y afectaban la inversión y crecimiento (el empleo depende fundamentalmente de la expansión del PIB), y que los gastos en seguridad social y otros similares estaban llevando el Estado a la bancarrota.
Su nueva visión parece ser de corte liberal: menos gastos, menos impuestos y más empleo. Un verdadero acto de contrición. El programa de gobierno de José María Villalta va tras los pasos perdidos de monsieur Hollande. Para revertir la desigualdad, pretende aumentar los impuestos directos (renta, territorial) en un porcentaje muy abrupto del PIB (5 puntos porcentuales), para llevar la carga tributaria del 13% al 18% del PIB. Ni el FMI ha propuesto semejante salto.
Para lograrlo, tendría que tocar las bases impositivas y las tarifas, para no tener que incrementar impuestos indirectos, como el IVA, que son regresivos. Una traslación tan masiva de recursos del sector privado (más eficiente) al sector público (menos eficiente) provocaría una recesión por inseguridad y aumentaría abruptamente el desempleo. Esa es la contradicción más garrafal y peligrosa en esta elección presidencial. Si se “enceba” en los impuestos directos, no solo aumentaría el desempleo, sino también la pobreza (es inmensamente más pobre un desempleado que otro con bajo salario) y, desde luego, la distribución del ingreso. ¿Se retractará en lo que falta de la campaña?