Dos largas sesiones de la Asamblea Nacional del Movimiento Libertario, celebradas en el Hotel Aurola Holiday Inn, apenas alcanzaron para designar a 16 de los 57 candidatos a la Asamblea Legislativa. No faltan los aspirantes y en un partido con pretensiones necesariamente modestas, dadas las circunstancias, nadie duda sobre cuáles son los puestos elegibles o, por lo menos, los que dan derecho a soñar.
Para mayor claridad, hay una dirigencia tradicional con manifiestos deseos de verse incorporada a las papeletas, incluido el fundador y líder tradicional del partido, Otto Guevara. Nada de eso sirvió para allanar el proceso. Ni siquiera los 16 nombramientos de la Asamblea celebrada el pasado fin de semana estuvieron libres de polémica.
La designación de dos porteadores a la cabeza de la papeleta alajuelense causó malestar entre los demás delegados, incapaces de impedir los nombramientos en virtud de la amplísima representación del sector en la Asamblea Nacional. Si el Movimiento Libertario no se ha convertido todavía en el partido de los porteadores, la influencia del gremio tampoco puede ser negada.
Según Guevara, los porteadores apenas suman el 15% de los asambleístas, pero lograron el 100% de las candidaturas designadas por Alajuela. Son solo dos, es cierto, pero esa podría ser la totalidad de los puestos elegibles si el partido consigue los mismos resultados del 2010, de lo cual hay razones para dudar.
Los porteadores no consiguieron la victoria sin oposición. Se les hizo necesario pasar por encima del exdiputado Carlos Salazar, de larga militancia y fuerte arraigo en la dirigencia tradicional del Movimiento, algunos de cuyos miembros no ocultaron su enojo por la derrota.
En Limón y Guanacaste las aguas tampoco están tranquilas. Los legisladores Manuel Hernández y Enrique Chavarría salieron disgustados porque la Asamblea se celebró bajo la égida de los porteadores en alianza con otros diputados. Hernández dijo estar a punto de renunciar a la Secretaría General, negarle el voto al partido en el 2014 y declararse independiente por el resto de la legislatura. En San José, la Asamblea ni siquiera resolvió la candidatura de Guevara a la cabeza de la lista.
A la luz de esos acontecimientos, el aplazamiento hasta setiembre de las sesiones de la Asamblea Nacional tiene visos de una medida de último momento para recomponer fuerzas, forjar alianzas e impedir, en lo que queda, la conversión del ML en el PP (Partido de los Porteadores). Si la dirigencia no logra el rescate, el partido añadirá a sus dificultades la desventaja de una paupérrima propuesta electoral, por la estrechez de sus propósitos y la calidad de los aspirantes.