En esta administración, los viceministros cometen errores que, luego, el presidente u otros entes colegiados deben enmendar. El último fue del viceministro de Egresos, José Francisco Pacheco, actuando como ministro de Hacienda a.i. (Helio, te extrañamos).
Sus declaraciones sobre la política cambiaria del Banco Central resultaron económicamente equivocadas (no se leyó el clarísimo recuadro explicativo sobre el tipo de cambio real inserto en el programa macroeconómico), políticamente desafortunadas (le zafó el bulto al presidente, que resalta con orgullo la estabilidad lograda por la institución que es su trapito dominguero) y desafían su independencia, inexcusable en un funcionario como él.
En Nuestra voz, Amelia Rueda le preguntó: ¿Qué pasa con la devaluación? El viceministro dijo que las políticas cambiaria y monetaria se discutían mucho en el equipo económico y señaló la importancia de determinar sus efectos y costos para el país. Entonces Amelia, tan incisiva como siempre, lo trató de prensar: ¿Cuán cercanos estamos a tomar la decisión de devaluar? Ahí fue donde trastabilló. Respondió: “Tiene que ser rápido porque el efecto no es inmediato. Ojalá que en no más de dos semanas se tome una decisión”.
Evidentemente, fue un gazapo. Aunque reconoció que el Central llevaba en eso la batuta, está muy claro –clarísimo– que no le correspondía especular sobre algo que cae bajo la competencia exclusiva del Central. Alguien malpensado (como yo) podría interpretar que algo indebido se estaba cocinando en Zapote.
El BCCR, ni lerdo ni perezoso, salió con denuedo a desmentirlo en un comunicado de prensa visible en su sitio web: “El comportamiento del tipo de cambio nominal y real se analiza en el seno de la Junta Directiva y sus decisiones son competencia exclusiva de este órgano colegiado. El BCCR tiene claro que modificaciones en el tipo de cambio nominal inducidas, que no se correspondan con lo que dictan sus determinantes macroeconómicos, no conducirán a una mejora permanente del tipo de cambio real ni promover una reactivación económica ni reducir el desempleo”. “El BCCR no tiene planeado ni ha discutido, posterior a la adopción de la flotación administrada, efectuar modificaciones al régimen cambiario”.
Me gustan la valentía y la firmeza del Banco Central. Dio un mensaje claro a quienes insisten vehementemente, dentro y fuera del Gobierno, en una devaluación inducida a contrapelo de lo que dictan los “fundamentales” y las fuerzas del mercado. Una ejemplarizante lección de independencia y profesionalismo.
(*) Jorge Guardia es abogado y economista. Fue presidente del Banco Central y consejero en el Fondo Monetario Internacional. Es, además, profesor de Economía y Derecho económico en la Universidad de Costa Rica.