Abelino Esquivel, diputado de Renovación Costarricense, debe servir de advertencia. Costa Rica no es inmune a los estragos de la “posverdad”, una era en que los hechos no importan y el valor del mensaje depende del prejuicio de sus receptores, siempre en busca de confirmación.
La posverdad pasa por alto el raciocinio y el conocimiento para apelar a las emociones y creencias. Ante el desmentido de los hechos, sus propagadores mantienen lo dicho o se escabullen por los vericuetos de la demagogia encapsulada en los rincones de las redes sociales.
Esquivel demostró virtuosismo cuando echó mano a la técnica para cuestionar la inmigración china. Su intervención en Twitter identificó la amenaza (incontables chinos), describió el modus operandi (acaparamiento de gasolineras y supermercados) y dimensionó las consecuencias (ambas son actividades “sensibles”). También señaló a quienes guardan silencio indiferente: “¿Cuál es la reacción de @Uccaep?”
Cuando se le cuestionó el carácter xenófobo y racista de los comentarios, insistió en haber dicho una verdad que otros callan. Así cumplió el requisito de atrincherarse en el exabrupto y más bien añadió una advertencia para las autoridades sobre la ilícita permanencia de chinos tras la construcción del Estadio Nacional, como seguramente sucederá en el futuro, cuando construyan otras obras, según dijo.
Las “denuncias”, claro está, tienen el propósito de defender a los trabajadores nacionales, porque en el país hay “sobreoferta de mano de obra”, y también a los empresarios incapaces de competir contra chinos con “las valijas llenas de billetes”. “Esa es una verdad, no veo por qué se ofenden”, insiste el diputado. Pero todo es mentira, por eficaz que resulte para alborotar los demonios del prejuicio entre los ignorantes.
La mayor parte de la inmigración china es de personas humildes, capaces de surgir mediante un esfuerzo descomunal en tierras donde el idioma apenas representa la primera barrera formidable. Las gasolineras y supermercados, en su mayoría, no son de chinos, y si lo fueran no representarían peligro alguno, porque lo de “sensible” es un invento para efectos dramáticos.
Esquivel tampoco ofrece prueba de la permanencia de chinos después de construido el estadio y mucho menos podría hacerlo en relación con obras futuras. Uccaep no ha hecho nada porque nada hay que hacer, salvo disfrutar la diversidad de esta bendita tierra. Esa es la verdad. Ojalá don Abelino no se ofenda.
Armando González es director de La Nación.