La ilegítima anexión de Crimea por parte de la Federación Rusa ha provocado un reacomodo cuyas verdaderas dimensiones aún son desconocidas. El clima de tensión aumenta y algunos se preguntan si estamos ante el inicio de una segunda Guerra Fría o un ajuste menor en la política mundial.
El desinterés ruso por cambiar de posición sobre Crimea y la amenaza con acciones en Moldavia, Ucrania o en las Repúblicas del Mar Báltico, evidencian que las tensiones no solo no disminuirán sino que podrían empeorar.
En lo inmediato, la Cumbre del G-8 en Sochi no se realizará y Rusia ha sido excluida del exclusivo club de países industrializados, que nuevamente será el G-7, a lo que los rusos sarcásticamente han restado importancia.
Los Estados Unidos y la Unión Europea, dejando atrás disconformidades por las escuchas telefónicas, han cerrado filas al dictar sanciones económicas y migratorias contra funcionarios públicos y militares, ahora la discusión sobre la mesa es cuándo y cómo escalar sanciones a otros niveles.
Si la suspensión de energía del 2006 y del 2008 (Osetia del Sur, Georgia) no fueron incentivo suficiente para disminuir la dependencia energética de la UE con Rusia, tal parece que la historia está a punto de cambiar. El sentimiento de desconfianza hacia Putin crece e inclina la balanza hacia medidas más drásticas pese a los eventuales incrementos de costos y la afectación comercial.
A diferencia de Estados Unidos, que ha avanzado hacia la sostenibilidad energética, la Unión Europea produce tan solo un 6% de la energía mundial y su consumo asciende al 14% y depende peligrosamente del petróleo y gas rusos (30%) , de las rutas de aprovisionamiento a través de su territorio y órbita de influencia (el 40% del gas que importa pasa por Ucrania, por ejmplo). Hoy la UE tiene una razón más para concretar un acuerdo comercial con los EE.UU. lo que le ayudaría a disminuir su dependencia de los rusos, especialmente en el gas.
La disminución de los gastos en defensa y el rol de la OTAN es otro tema que podría variar. Se acallarán las voces que clamaban por disminuir presupuestos y se validarán las que propugnan aumentar la seguridad.
Tema igualmente importante, será el rol y posiciones de Putin en torno a conflictos,como el de Siria e Irán, donde Rusia ha jugado un papel relevante. Quizás lo más preocupante es cómo las actuaciones rusas, anexión ilegítima y desconocimiento de tratados vigentes, debilitan el orden jurídico internacional, el multilateralismo y la diplomacia como los mecanismos de defensa de la paz y seguridad internacional y, con ello, perdemos todos.