Se habla mucho de que la solución al problema fiscal pasa por aumentar impuestos, bajar gastos, o ambos. Pero poco se habla de que lograr un alto nivel de crecimiento económico puede contribuir de manera significativa a resolver el problema fiscal.
Antes se decía que el mejor ministro de Hacienda era una buena cosecha de café. Cuando las exportaciones de café crecían mucho, el fisco se veía favorecido. De igual manera, cuando la economía costarricense ha crecido a tasas muy superiores al promedio, la recaudación de impuestos también ha crecido, incluso a tasas mayores que la producción. Así, por ejemplo, en el 2008, antes de la gran crisis mundial, la carga tributaria llegó a ser de 15% del PIB. Eso es 1,7 puntos del PIB mayor que la del 2016, y más de la mitad de lo que este gobierno pretende recaudar con la reforma tributaria planteada.
Si bien el gobierno hace alarde con que Costa Rica actualmente tiene uno de los crecimientos más altos de Latinoamérica, hay que entender que eso se debe a factores coyunturales que ahorita se acabarán: bajos precios de materias primas. De ahí que se debe trabajar en aspectos estructurales, que nos puedan llevar a un estadio superior de crecimiento, más elevado y sostenido.
En estas Letras de Cambio hemos mencionado muchas veces que se requiere mejorar el ambiente de negocios para los nuevos emprendimientos y la innovación, reducir la tramitomanía, mejorar la infraestructura de transportes y comunicaciones, reducir el costo de la energía y mejorar la calidad de la educación.
De los puntos mencionados, el relacionado con infraestructura, sobre todo la de transporte, sí requiere de mucho dinero. Pero no todo lo tiene que financiar el gobierno con nuevos impuestos. Existen las alianzas público-privadas, bajo las cuales el sector privado (nacional o extranjero, empresarial o cooperativo) puede contribuir a financiar, construir y operar, eficazmente, muchas de las necesidades que tiene el país.
Los demás puntos no necesariamente se resuelven con más dinero. Tienen mucho que ver con la gestión de los recursos disponibles y con políticas públicas enfocadas a mejorar dichos aspectos.
El objetivo es lograr un círculo virtuoso de mejor uso de los recursos, más crecimiento económico, más recursos disponibles. Con ello, no necesariamente desaparecerá el problema fiscal, pero su solución será mucho más fácil y menos dolorosa para todos.