Doña Rosa Soto, esposa de Ricardo Alem, guarda más secretos de los que públicamente ha accedido a compartir con el país. No es de esta semana, ni por el despecho que le ha provocado la última acción de su marido que ella maneja información, al menos llamativa, en cuanto a las conexiones de Ricardo.
Son muchos los secretos que los Alem deben haber guardado en las cuatro paredes de la mansión de Las Chorreras, por lo que nos parece poco responsable de su parte convertirse en una tumba tras las insinuaciones de nexos políticos que hizo en el caso de su esposo.
Si no habla con claridad, si al menos no comunica a las autoridades aquello que afecte el interés nacional en cuanto a si efectivamente gente de nuestro mundo político ha formado parte de la red que atrapó a su marido, doña Rosa le hace un flaco favor al esfuerzo nacional por escudriñar las andanzas de ciertos personajes. Insinuaciones y rumores no contribuyen a esclarecer una cancerosa actividad como la del narcotráfico en nuestra sociedad. Esto nos lleva a otro elemento derivado de lo dicho por la señora de Alem: el resquemor desatado en la Asamblea Legislativa.
Insinuaciones, rumores y todo tipo de versiones corren de la presunta conexión de gente del grupo de Alem con representantes legislativos. Hasta se habla de financiamiento a diputados. Ello merece ser investigado y por lo tanto hace oportuna la sugerencia de reactivar la comisión investigadora del narcotráfico.
Dos representantes liberacionistas: don Rolando González y don Luis Villanueva se oponen. Lucen más apresurados en calcular efectos electorales que en sobreponer la necesidad nacional de indagar a fondo temas de este tipo.
Coincide el Ejecutivo con la actitud tan escurridiza de su fracción? El caso Alem "edición II" merece investigación exhaustiva en el ámbito político: la señora Alem le debe explicaciones a la opinión pública y ojalá que el partido de Gobierno no eluda el punto.