Por estar tan distraídos con el caso del cemento chino, buenas noticias pasan inadvertidas. En el recién publicado Índice Global de Competitividad (IGC) del Foro Económico Mundial, Costa Rica mejoró siete puestos con relación al año pasado. Se ubicó en el puesto 47, de 137 países, siendo el segundo mejor de Latinoamérica.
Algo que nos destaca, y eso lo dicen la mayoría de los extranjeros que invierten en el país, es nuestra institucionalidad. En Costa Rica se respetan los derechos a la propiedad privada, y el sistema judicial garantiza que así sea, ya que actúa con relativa independencia de influencias externas.
Aunque el nivel de atención a los escándalos de semanas recientes parece testificar lo contrario, según el IGC la corrupción no es tan grave. En este indicador el país se ubica en la posición 57, siendo el sétimo factor que mencionan los encuestados cuando les preguntan cuál es el problema más grande para hacer negocios en el país.
El país también destaca por la calidad de su gente. La disponibilidad de científicos e ingenieros, la calidad de las instituciones de investigación científica y la sofisticación de sus empresarios, son aspectos en los que Costa Rica se ubica entre los primeros 40 países del mundo. Gracias a ello, las empresas locales han logrado vincularse de manera exitosa con las empresas extranjeras que vienen al país a invertir. El talento humano sirve, además, para la generación de ideas innovadoras, reflejado en un elevado número de patentes registradas.
¿En qué no estamos tan bien? La principal queja de los encuestados es la ineficiente burocracia estatal. Salimos muy mal clasificados en aspectos como el tiempo que toma abrir un negocio, por tener que cumplir trámites engorrosos; el gran peso de la regulación y de las barreras no arancelarias; la ineficiencia del gasto estatal y el alto nivel de impuestos que desincentiva una mayor inversión. Además, tenemos una pésima calidad de infraestructura de transporte, en particular de carreteras, en la que nos ubicamos en el deshonroso puesto 123 del mundo.
El marco institucional y la buena calidad de la gente nos llevan a pensar que el ambiente para la competitividad es muy bueno en Costa Rica. Con ello, existe en el país el potencial para una mayor generación de riqueza, que sirva para sacar a mucha gente de la pobreza. Solo falta que el aparato estatal ayude más y estorbe menos. Solamente.