“El apoyo a APM Terminals es el resultado de una discusión que tiene más de 10 años en Limón y que tiene que terminar ya. El sindicato ya expuso sus argumentos”, así se expresó anteayer Emos Davis, director Comport, en Limón. En pocas y densas palabras ahí está todo.
Esta discusión sobre el nuevo puerto en Moín lleva ya 10 años, pero, si se le suma todo el tiempo empleado en discusiones de este tipo sobre el subdesarrollo de esta provincia y la pobreza que le espera, se pueden agotar todos los calendarios y Limón seguirá igual, mientras los dirigentes sindicales seguirán repitiendo los mismos “argumentos” y consignas con los que han atontado al pueblo limonense. Este verbo –atontar– parece exagerado, mas la historia confirma que, precisamente, este es uno de los efectos nocivos de la propaganda repetitiva.
Limón ha sido presa de la pobreza y del desánimo popular hasta conformar un círculo vicioso impenetrable. Lo demuestra el lenguaje de los dirigentes sindicales y de sus acólitos, donde impera la irracionalidad. ¿Qué puede hacer el país en estas circunstancias, cuando varias generaciones han crecido y se han formado con esta mentalidad? Lo dice Emos Davis: “Esto tiene que terminar ya”. La medicina en estos casos se llama institucionalidad y autoridad, y, por encima de estos valores, la firme determinación de ponerlos en práctica.
El Sindicato de Trabajadores de Japdeva (Sintrajap) ha defendido sus intereses en forma perseverante, secundado por la Federación de Trabajadores de Limón, y no cede un ápice, sin importar las consecuencias sociales o económicas para la provincia o para el país, ni la magnitud de la inversión. Esta inversión contará con 80 hectáreas de de patio sobre el mar y empleará a 800 personas en la etapa de construcción y 300 durante la operación del muelle. Asimismo, según se informó ayer, la empresa holandesa estima que generará 1.500 empleados indirectos. Se requiere un elevado grado de fanatismo y de egoísmo para oponerse a un proyecto de este tipo que, además, se ha acogido a los parámetros legales del país.
He estudiado este proyecto de inversión y he pedido el consejo de expertos en la materia. Y he dialogado con sus opositores con respeto y apertura total. He concluido que los argumentos de estos siguen girando alrededor de posiciones subjetivas y hasta ideológicas, enmarcadas en lo que expresó ayer en este periódico el secretario general de Sintrajap: “Este tema divide porque se hizo a espaldas del pueblo y se negoció debajo de la mesa”.
Costa Rica no puede continuar atada por dirigentes sindicales promotores de la pobreza y del atraso.