Columnistas

Testimonios raros

EscucharEscuchar

Comentábamos, la semana pasada, un anacronismo que aparece en la novela Parque Jurásico , de M. Crichton. Sosteníamos que la sangre que dentro de la trama permitió clonar dinosaurios había sido extraída de mosquitos atrapados en un ámbar que aún no existía cuando desaparecieron los “dinos”. Solo que, por puro descuido, no mencionamos que el ámbar de la novela provenía de la República Dominicana: se estima que la formación del ámbar dominicano ocurrió unos 30 millones de años después de extinguido el último dinosaurio. Por eso, con toda razón, un distinguido geólogo de la Universidad de Costa Rica nos hizo ver cortésmente que nuestra crítica era vulnerable, pues en varios lugares del mundo se han observado insectos enteros y fragmentados dentro de muestras de ámbar tanto o más antiguas que los dinosaurios. Pero, para nuestro regocijo, enumeró una serie de otros errores científicos que presenta la novela en cuestión, los cuales –consideramos nosotros– acaban por pulverizarla, aunque eso no nos autoriza a desconocer que las películas inspiradas en ella figuran entre las más exitosas de la historia.








En beneficio de la transparencia y para evitar distorsiones del debate público por medios informáticos o aprovechando el anonimato, la sección de comentarios está reservada para nuestros suscriptores para comentar sobre el contenido de los artículos, no sobre los autores. El nombre completo y número de cédula del suscriptor aparecerá automáticamente con el comentario.