El ministro de Hacienda a.i., José Francisco Pacheco, recibió una de cal la semana pasada; hoy, le toca la de arena. Su inquietud por reducir las tasas de interés para estimular el crecimiento económico no solo es válida desde el punto de vista económico, sino conforme con las funciones que le asigna la ley a su ministerio.
Visto desde afuera y con espíritu constructivo, podemos plantear el problema así: ha bajado la inflación, pero las tasas de interés permanecen elevadas.
El BCCR, consciente del problema, puso su granito de arena al reducir varios puntos su tasa de política monetaria y relajar la liquidez, por el bajo crecimiento del PIB, pero los bancos comerciales están rejegos (con ganas de prestar, pero se las aguantan).
El resultado es que hay mucha liquidez ociosa en las bóvedas (¢340.000 millones) y la expansión crediticia al sector privado, esencial para atizar la inversión, no se corresponde con la expansión prevista en el Programa “macro”. Tampoco se estimula el gasto del consumidor ni las ventas de las empresas.
Hacienda es uno de los grandes actores del mercado. Si redujera más el gasto y enfrentara los pluses salariales allanaría el camino para aprobar la reforma fiscal, disminuir el déficit y la presión sobre las tasas pasivas. Una consideración adicional: no conviene recurrir al financiamiento externo en la coyuntura actual por su impacto en la apreciación del colón.
Se deben reducir también las tasas activas de interés, mucho más elevadas que las pasivas. El margen de intermediación financiera, aunque ha bajado en los últimos años, sigue siendo perverso. Desestimula la inversión y descalifica proyectos que no alcanzan la rentabilidad necesaria para cubrir intereses. Varios factores influyen, como el “peaje” a los bancos privados para operar cuentas corrientes, las cargas obligatorias a los bancos públicos (Conape) y la redundancia de personal y altos salarios que afectan sus costos de operación. El BCR algo ha hecho, pero falta.
De la mano de lo anterior, deambula la insuficiente competencia en el sistema bancario. El poder de mercado que ostentan algunos les permite cargar a las tasas activas algo más que el costo marginal de sus recursos y, claro, se regodean en sus utilidades. El tema está debidamente identificado en estudios del BCCR (Margen de Intermediación Financiera y Poder de Mercado, Alejandro Castro y Allechar Serrano. DI-04-2013). Además, Pablo Villamichel está haciendo algo interesante para el Estado de la Nación. Ahí tiene don José Francisco material valioso para entretenerse.
(*) Jorge Guardia es abogado y economista. Fue presidente del Banco Central y consejero en el Fondo Monetario Internacional. Es, además, profesor de Economía y Derecho Económico en la Universidad de Costa Rica.