Columnistas

Síndrome de la FIFA

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El que en alguna oportunidad la representación de un pequeño Estado, o un mini-Estado, haya tenido participación destacada en una competencia deportiva de nivel mundial pareciera llevar a algunos minigobernantes a creer que ellos también pueden descollar en las “grandes ligas” de la política internacional y participar sin peligro en los bailes de elefantes al precio de entregar sus países al triste papel de Estados vasallos. Así, las posturas de Nicaragua y Costa Rica en torno a las conflictivas relaciones entre la OTAN y Rusia nos permiten adivinar que los dirigentes –y, a veces, los intelectuales– de ambas naciones experimentan lo que podríamos denominar un agudo “síndrome de la FIFA” cuando intentan, ridículamente, destacarse en el marco de la política planetaria.








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