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Promesas

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Cuando uno promete, ¿a qué es lo que realmente se obliga? Pues, depende, diría un vivazo. Si me comprometo a “intentarlo” –como cuando en Costa Rica le dicen a uno: “trataré de tenerle el trabajo tal día”– la verdad, uno no se obliga a nada. Es como llegar al matrimonio, prometer que tratará de ser fiel y, a la semana, llegar despapayado diciendo: “mi amor: traté, no lo logré, pero cumplí: lo intenté”. La promesa sobre el proceso y no sobre los resultados es, por cierto, muy común en nuestro país.








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