No paso un día sin recibir noticias sobre el acoso sexual, en particular contra mujeres. Sin embargo, no faltan tampoco informes sobre el acoso sexual de hombres. Cada momento es el eslabón de una interminable epidemia mundial del abuso contra ambos sexos, empezando en la infancia y hasta la ancianidad.
El tema ha saltado a la atención del público mundial porque el delito muchas veces nace en la privacidad de lujosas oficinas internacionales de ejecutivos del cine y la televisión, pero puede serlo en trenes, aviones, buses, buhardillas, callejones y taxis.
Pareciera que por cada rincón se cuela el abusador, masculino o femenino, e incluso el “sátiro” que suele atacar a niños y niñas de kindergarten hasta la escuela primaria. Para el ofensor todo se vale e incluso estudiantes universitarios arriesgan caer en sus garras.
Sin embargo, ahora se ventila un caso del cual se han derivado centenares de interrogatorios en la industria del espectáculo público. El capítulo del día, que ya se extiende a un mes, concierne al poderoso productor de Hollywood Harvey Weinstein, el célebre hacedor de filmes ya pertenecientes a las eternidades de los óscares. Estrellas bellísimas de nombres inolvidables pasaron por sus manos antes de siquiera aspirar a un papel o, feliz día, ser la “estrella” de la película o el gran show de la televisión.
Weinstein, sin duda, se sacó la rifa. Pero no debemos olvidar otros nombres célebres como Bill Cosby, quien en su aclamado programa de televisión interpretaba el papel de un protector de niños, al tiempo que en su vida privada acosaba a infinidad de mujeres.
Asimismo, el popular comentarista de Fox, Bill O’Reilly, sindicado de abuso sexual por varias mujeres en el estudio, y Roger Ailes, el superdiseñador y mandamás de Fox acusado de crear la cultura de abusos sexuales en su cadena.
Estos y otros sucesos han generado en la red de Twitter la campaña #MeToo (Yo también) en la que mujeres víctimas de abuso en todo el mundo comparten sus penosas experiencias. Por cierto, apenas ayer se divulgó un pago de O’Reilly por $45 millones a una víctima de su furor violatorio.
Pero ¿cuál es la situación de los niños de la calle o de las damas de la noche que no pasan un solo día sin ser abofeteadas, sufren abusos y hasta son asesinadas? La respuesta está en hospitales, prisiones, exilios y hasta en cementerios. Así es la vida.